Los sanitarios no prevén un repunte importante de ingresos por efecto de la Semana Santa o la relajación del uso de las mascarillas. En estos momentos, hay solo 10 personas ingresadas en las UCI, contagiadas en la última ola tras la Navidad. Algunos de ellos llevan más de dos meses allí y la recuperación sigue siendo lenta. Tienen entre 50 y 70 años, patologías asociadas o pautas incompletas de vacunación. El intensivista Pablo Ruiz de Gopegui valora que, a nivel asistencial, los hospitales han vuelto prácticamente a la normalidad.
El virus sigue circulando. Por eso, algunas empresas han prorrogado el uso de la mascarilla hasta conocer la evolución de los contagios tras la Semana Santa y porque tienen dificultades para garantizar la ventilación. Es una medida que se aplica por seguridad y responsabilidad, pero que puede generar cierta polémica.
Desde Inspección de Trabajo dejan claro que si la empresa decide mantener las mascarillas en interiores es obligatorio e incluso pueden sancionar al trabajador insumiso. Eso sí, la empresa está obligada a proporcionar ese elemento de protección a los empleados. Ana Ercoreca es la presidenta del sindicato de inspectores.
Las mascarillas ya no son obligatorias en el interior. Por eso, en esta nueva fase hay que tener en cuenta la calidad del aire que respiramos. Un alto nivel de CO2 en el ambiente significa que estamos inhalando aire de otras personas, por lo que la transmisión del virus es muy sencilla. Esto significa que hay que priorizar la ventilación.
El catedrático de la Universidad de Colorado, el aragonés, José Luis Jimenez, señala que los interiores facilitan la trasmisión del virus y que hay que facilitar la corriente de aire frente a otras medidas como el uso de hidrogel.