La operación tuvo sus inicios en cuanto la Policía Nacional tuvo conocimiento de que varios afectados estaban sufriendo un fuerte control por parte de miembros de una misma familia.
El grupo criminal prestaba previamente una cantidad de dinero a las víctimas, a las que posteriormente aplicaban intereses usureros y desorbitados. Cuando la víctima no podía materializar ese pago, empezaba a recibir todo tipo de amenazas llegando incluso a sufrir agresiones físicas por parte de este violento clan familiar.
Con tal de recuperar el dinero prestado, además de los intereses, los ahora detenidos hacían firmar a sus víctimas contratos de venta en blanco.
En paralelo a estas extorsiones, los agentes pudieron comprobar que además esta organización dedicaba parte de su actividad al tráfico de drogas, sustancias que también eran objeto de préstamos a cambio de devoluciones monetarios muy por encima de su valor y que se iba incrementando según pasaba el tiempo y no podían hacerse cargo de la deuda.
La operación culminó cuando finalmente, y previo mandamiento judicial, se llevó a cabo la entrada y registro en el domicilio familiar, en el que se intervino documentación relativa a los préstamos y control de los extorsionados.
Además encontraron diversas sustancias estupefacientes: cocaína, hachís y marihuana; dinero en efectivo y diez teléfonos móviles; así como diez armas blancas entre las que cabe destacar una defensa tipo tonfa con la punta modificada, navajas tácticas y barras extensibles de acero.
Una vez puestos todos los detenidos a disposición de la Autoridad Judicial se decretó para todos ellos la imposición de medidas cautelares de alejamiento.