Ana de Gracia | Guillermo Mendoza
Granada | 08.03.2022 12:05
Es el turno de María José Sánchez. Su nombre nos les sonará porque hasta ahora ha sido invisible. Hasta que decidió emprender la batalla de las Kellys. María José representa al colectivo en Granada. Hablamos de un trabajo externalizado que sobrevive con contratos precarios. De hecho, ella contaba con un contrato a tiempo parcial. En cuatro horas limpiaba 10 habitaciones. Con la pandemia su empresa hizo un ERTE y ahora María José está en ERE.
Piden que se les aplique el convenio de hostelería. Y eso ha quedado en la nada con la reforma laboral, según María José, porque el departamento de servicios está externalizado. Eso hace que no puedan disfrutar de derechos laborales básicos propios del convenio de hostelería como unas vacaciones o el reconocimiento de enfermedades laborales.
ESTRÉS LABORAL
Según nos relata María José, han llegado a tener que hacer hasta 25 habitaciones con un contrato a tiempo parcial. Lo que se traduce a 50 o incluso 60 camas. “Somos como robots”, nos cuenta María José. Miden su tiempo al milímetro. Para llegar a lo que se les exige. En ocasiones, ese tiempo se desajusta cuando se encuentra habitaciones más grandes con más camas.
Se despide de nosotros diciendo que continuará en la batalla. Pidiendo lo que se merecen. Hoy y el resto de días.