El próximo 21 de abril se celebran las elecciones en el País Vasco en las que el PSE-EE sería -según todas las encuestas- tercera fuerza política y en las que está por ver si el papel que tienen en la formación de Gobierno es residual o si, finalmente, son la llave para investir al nuevo Lehendakari.
En este sentido, los socialistas vascos concurren a estos comicios con un programa político en el que dedica un amplio capítulo a la sanidad, donde propone crear 2.000 plazas en Osakidetza y el impulso definitivo Gizakidetza como organización que integre verticalmente los servicios.
En educación, el candidato del PSE-EE a lehendakari, Eneko Andueza, ha defendido la apuesta firme, inequívoca e irrenunciable de los socialistas por la Escuela Pública vasca, frente a las políticas de PNV y EH Bildu, que no comparten una educación en valores, comparten una educación en identidades.
Con el aval de haber liderado en la última legislatura las políticas de empleo los socialistas vascos se comprometen a seguir marcando las líneas, junto a patronal y sindicatos de una implicación firme por un mejor empleo y se comprometen a promover la aprobación de una Ley de Participación Institucional que dé un estatus a los agentes sociales representados en la Mesa de Diálogo Social. Defienden también la necesidad de fijar un sueldo mínimo de referencia.
En materia de autogobierno, el programa electoral del PSEE para el 21-A defiende el desarrollo pleno del Estatuto de Gernika y empuja para el traspaso de las competencias pendientes. Su programa electoral habla específicamente de algunas de las materias que están por transferir: la de la gestión del régimen económico, de la Seguridad Social, así como otras en materias laboral y migratoria. En cuanto a la reforma estatutaria, el PSE-EE plantea "un nuevo pacto de convivencia" que, debe ser aprobado primero, según recoge su programa, en el Parlamento vasco, luego en las Cortes Generales y finalmente en referéndum