1 de abril de 2025
La vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump han estado empatados en las encuestas durante semanas, una tendencia que no está cambiando según varias encuestas.
Una encuesta de CBS News/YouGov muestra que Harris lidera a Trump a nivel nacional por un 50%-49% entre los votantes probables, ligeramente por debajo de la ventaja del 51%-48% a mediados de octubre. Otra encuesta de ABC News/Ipsos muestra que Harris supera a Trump por un 51% frente a un 47% entre los posibles votantes, en parte gracias a la ventaja de Harris entre las mujeres votantes.
Según un análisis reciente del NYT/Siena College, solo el 3,7% del electorado de los estados clave, alrededor de 1,2 millones de personas, todavía no sabe a quién votará.
Son ciudadanos que se encuentran profundamente desconectados de la actualidad, muy difíciles de alcanzar con un mensaje político y aún más difíciles de convencer, incluso para campañas con presupuestos multimillonarios.
Para ser elegido presidente de Estados Unidos, uno de los dos tiene que conseguir 270 votos.
Hay siete Estados que están en el aire y que eligen a 93 compromisarios que decidirán el resultado. Los siete Estados decisivos son:
En esta ocasión los estadounidenses deciden presidente tras una campaña electoral histórica, marcada por dos eventos sin precedentes que han sacudido la campaña.
El primer incidente relevante ocurrió el 13 de julio de 2024, cuando el expresidente y candidato republicano Donald Trump sobrevivió a un intento de asesinato en un mitin en Butler, Pensilvania. Durante este evento, un hombre armado disparó ocho veces desde un edificio cercano, hiriendo a Trump en la oreja. Aunque Trump logró salir con vida, una persona del público falleció y otras dos resultaron gravemente heridas.
La campaña demócrata también ha sido objeto de un cambio significativo. El presidente Joe Biden, en medio de rumores sobre su salud física y mental, enfrentó una creciente presión interna en su partido tras un desastroso debate en junio de 2024. Esto llevó a su renuncia como candidato, dejando el camino abierto para su vicepresidenta, Kamala Harris, que asumió la candidatura demócrata.
Los donantes y líderes del Partido Demócrata habían expresado su preocupación por la capacidad de Biden para continuar en el cargo tras observar señales preocupantes durante la campaña.