Tenía razón Simeone en la previa. Los menos habituales también merecen un respeto. Quien pensara que las numerosas bajas restarían nivel competitivo al Atlético se equivocaron. El conjunto rojiblanco demostró en San Petersburgo que por encima de las individuales hay un bloque granítico. Los Insúa, Adrián, Cebolla o Raúl García demostraron que están preparados para jugar en cualquier momento. El empate final no reflejó lo visto sobre el césped.
Simeone ha fabricado un equipo con mayúsculas. Por encima de nombres hay una idea de juego, un compromiso en cada jugada, una intensidad que no baja ni en condiciones bajo cero como las de anoche. Mereció ganar el Atlético merced a una gran segunda parte pero acabó empatando por una fatalidad en forma de gol en propia puerta. Alderweireld logró lo que no consiguieron Hulk, Kerzhakov y compañía.
La racha de victorias del Atlético se congeló en Rusia pero nadie debe preocuparse. Los de Simeone demostraron que a día de hoy están capacitados para salir a ganar en cualquier campo de Europa. Tras una primera parte con poco fútbol, donde apenas se contaron un disparo de Hulk y otro deKoke, el equipo rojiblanco descarriló al conjunto de Spalletti.
Raúl García, Adrián, Cebolla y Koke volvieron loca a la zaga rusa en la segunda parte. A los seis minutos de la reanudación, tras un zapatazo de Hulk, el Atlético montó una contra de manual. El balón acabó en los pies de Adrián que cabalgó por la izquierda para definir de forma magistral ante Lodygin. Un minuto después Raúl García pudo cerrar el partido. Pero el larguero se cruzó en el camino del navarro, que vio como una vaselina perfecta acababa en el travesaño.
En esos momentos el Atlético era un ciclón. El Zenit sobrevivía en el alambre. Gabi tuvo otra buena ocasión en la enésima contra. Pero el fútbol es caprichoso y decidió que la racha inmaculada del Atlético finalizara con un gol en propia puerta.
Alderweireld despejó de cabeza y el esférico se coló entre el larguero y la mano de Courtois. Pura mala suerte.
El Zenit se animó con ese gol que ni ellos esperaban y se fue arriba en busca de una victoria que nunca encontró. El Atlético pudo volver a adelantarse en un mano a mano de Raúl García con Lodygin. No pudo ser. La suerte ya estaba echada.