Nadie ganó más ediciones del Mundial de Clubes que el Real Madrid, hasta en cuatro ocasiones en cinco disputas como campeón de Europa desde el cambio de formato respecto a la antigua Copa Intercontinental. En el presente, es el final de un largo camino que recorrió paradas inolvidables para el madridismo. Cada remontada en una Liga de Campeones para el recuerdo.
Llega el equipo de Carlo Ancelotti con necesidades tras ver como se le complica retener la corona liguera por su tropiezo en Mallorca. Víctima de un calendario que le depara hasta ocho partidos en apenas 28 días del mes de febrero, el Real Madrid se sube a una montaña rusa de sensaciones.
Al Mundial de Clubes, llega con el cartel de indiscutible favorito. En semifinales tendrá que superar la dificultad de jugar sin varios de sus pilares. No estará Courtois en portería, tampoco Militao como jefe de la zaga ni su referente goleador Karim Benzema. Ferland Mendy, Lucas Vázquez y Eden Hazard completan un amplio parte de bajas.
Apostará Ancelotti por Andriy Lunin en portería, debe decidir la posición en la que entra de inicio David Alaba, si central o lateral izquierdo por Eduardo Camavinga, y todo apunta al regreso a la 'vieja guardia' en el centro del campo con Luka Modric y Toni Kroos.
Se alejará Vinícius Junior del ambiente de crispación desatado en torno a su figura en cada partido que el Real Madrid está disputando lejos del estadio Santiago Bernabéu. Al Mundial de Clubes llega como la gran estrella madridista, el principal peligro ofensivo a vigilar por el rival.
Logrará un récord Al Ahly ante el Real Madrid con su vigésimo primer partido en un Mundial de Clubes. Pese a que no ha encajado un solo gol en cinco de sus últimos seis partidos en la competición, el principal peligro del conjunto egipcio está en su ataque. Su técnico, el suizo Marcel Koller, debe decidir entre Mohamed Sherif y la movilidad de Pearcy Tau. El Real Madrid deberá vigilar de cerca el desborde en el regate El Shahat y el criterio de Abdelkader.