Pacto de no agresión en Cornellà
El Espanyol y el Athletic firmaron un partido sin goles y sin apenas ocasiones, en el que el cuadro catalán, que sigue sin ganar en casa, llevó la iniciativa en la mayor parte del partido, pero no concretó su peligro frente a un rival con rotaciones tras jugar en Europa.
El Athletic buscaba las contras gracias a la velocidad de sus extremos, Williams y Sabin. No hubo peligro real sobre Diego López con esta fórmula en el inicio del pulso. Eso sí, el Espanyol tampoco inquietaba a los de Valverde, ovacionado por el estadio, bien posicionados y sin fisuras en defensa. No hubo apenas oportunidades.
La mejor ocasión, y casi la única, de este tramo del encuentro fue para los catalanes en el minuto 18. Hernán Pérez no alcanzó a rematar el centro de Jurado, que peleó bien el balón en el área, por muy poco cuando estaba solo ante la portería de Arrizabalaga. La posesión era para el anfitrión en los primeros compases.
La consigna de los blanquiazules era evitar los centros y así lo hicieron. Aduriz, autor de cinco goles frente al Genk belga en la Europa League, prácticamente no aparecía. El Espanyol se encontraba cada vez más cómodo: a la media hora, Hernán se coló entre los centrales y falló un mano a mano con el meta. Felino Arrizabalaga.
Valverde no encontraba la fórmula para romper la iniciativa local. Además, Etxeita, lesionado, fue sustituido por De Marcos. El ritmo de los leones descendió, esperando al descanso para reactivar su fútbol. Las lecciones del 'Txingurri' surtieron efecto y la versión rojiblanca mejoró en la reanudación.
El Athletic presionaba más al Espanyol. La velocidad de Williams examinaba a la defensa de Quique Sánchez Flores, aunque Aduriz seguía sin entrar en el partido. El técnico lo cambió por Raúl García en el 60, justo cuando falló un remate ante Diego López, una de las oportunidades más claras para los vascos.
La mejoría visitante se fue apagando a medida que avanzaba el reloj. Los catalanes eran más incisivos, aunque a su ataque siempre le faltaba algo. Tenían profundidad y llegaban bien arriba, pero fallaba el último pase o el remate decisivo. Quique refrescó su pólvora con Caicedo, por Piatti, para tener más referencias.
En el último cuarto de hora, el Espanyol encerró al Athletic en su campo. Insistía con la velocidad de Hernán Pérez y de Baptistao e inquietaba a la zaga bilbaína con sus puntas. Arrizabalaga tenía trabajo, aunque a los blanquiazules les seguía faltando inspiración para concretar su peligro.
Finalmente, en el tiempo de descuento, ambos conjuntos asustaron al rival. Primero Muniain, a poco de rematar en la línea de gol. Después, en la última acción del encuentro, Gerard Moreno remató un centro de José Antonio Reyes, que atrapó el meta vasco. Una traca final insuficiente, ya que nada movió el empate a cero del marcador.