Inglaterra se cita con España en la gran final
Inglaterra será el rival este domingo de España en la final del Mundial femenino, después de que se hayan impuesto (1-3) este miércoles a la coanfitriona Australia en un duelo sin demasiado brillo que fue de menos a más en cuanto ritmo, y en el que los tantos de Ella Toone, Lauren Hemp y Alessia Russo dejaron en nada el gol de Sam Kerr para unas 'Matildas' que se despiden con méritos de 'su' torneo.
Las inglesas, todavía algo lejos de su mejor versión, demostraron de nuevo que son un equipo competitivo y muy versátil. Con un ritmo más bajo en el inicio, un zapatazo de Toone a la escuadra abrió el camino, que se torció para las 'Lionesses' con otro golazo con un disparo lejano de Kerr, la mejor de las oceánicas. Pero las de Wiegman, campeonas de Europa, no se fueron del encuentro y certificaron su segunda final consecutiva de un gran torneo con otros dos tantos en jugadas aisladas de Hemp y Russo en la recta final.
Dada la relevancia del encuentro y el premio en juego, ambas selecciones comenzaron previsoras, en una especia de tregua para evitar daños irreversibles. Inglaterra se adueñó rápido del balón, mientras Australia estaba cómoda algo agazapada, lanzando a Kerr y Fowler con desplazamientos largos.
Y así llegó el primer acercamiento, con la capitana de las 'Matildas' como protagonista en su primer encuentro como titular. La delantera tiró un buen desmarque que sorprendió a las centrales inglesas y recibió un balón largo haciendo valer su gran velocidad. En el mano a mano, falló ante Earps, aunque la jugada estaba invalidada por fuera de juego.
La respuesta de Inglaterra llegó pronto, cuando Stanway entró de segunda línea gracias a un pase bombeado perfecto de Greeenwood, pero su disparo, algo centrado, lo detuvo una acertada Arnold. El ritmo del encuentro, salvo un par de llegadas inglesas, era bastante bajo, aunque intenso en cada duelo.
Y el encuentro se desatascó con un auténtico zapatazo de Toone, cuando se rozaba el descanso. La centrocampista se encontró un balón suelto dentro del área, después de una internada de las inglesas por la izquierda. La '10' de las 'Lionesses' no se lo pensó y de primeras conectó un disparo preciso y potente, directo a la escuadra, imposible para Arnold.
Ya en la segunda mitad, el guion fue otro. Las australianas dieron un paso adelante, guiadas por su capitana en ataque, y obligaron a Inglaterra a plantear una versión más replegada. Las oceánicas bombardearon con centros el área inglesa, pero el premio llegó, pasada la hora de juego, en una contra tras una pérdida de las de Wiegman en campo rival.
El balón le cayó a Kerr, que con terreno por delante es imparable, y cuando las defensas imaginaban que cedería el balón a la izquierda, lanzó un potente y lejano disparo que se coló por la escuadra. La fe del equipo aupado por todo un estadio y la calidad de su mejor jugadora volvían a enganchar a Australia a un partido del que nunca se fue. Y le dio un ánimo diferente, más jovial y atrevido, que abrió más el duelo.
No se amilanaron las inglesas, que primero con un centro envenenado de Bronze y luego con un buen testarazo de Russo, dejó claro que no quería la prórroga. Y cuando no estaban en su mejor momento, Hemp aprovechó, tras un envío frontal sin mucho peligro, la indecisión de Carpenter dentro del área para conectar con la pelota y mandarla al fondo de la red para silenciar el estadio.
El tiempo y el marcador apretaban a Australia, obligada a ser más ofensivas, pero eso dejó más huecos atrás, cuando además las dudas acechaban a las centrales oceánicas Hunt y Polkinghorne. Ya pasado el minuto 80, tuvieron varios acercamientos a la desesperada que no tuvieron éxito.
Inglaterra defendió con uñas y dientes el resultado, y pudo tener un final tranquilo gracias al 1-3 que sentenció la semifinal. Así, las inglesas se citan en la gran final del domingo con España, a la que ya ganaron en cuartos de final de la Eurocopa.