El ascenso se decidirá en el Ciutat
El empate a cero entre Alavés y Levante en Mendizorroza deja todo por decidir para el partido de vuelta que se disputará la semana que viene.
El Ciutat de Valencia decidirá el ascenso a Primera División, después de que el Deportivo Alavés y el Levante no pasaran del empate a cero en Mendizorroza, con ocasiones para ambos en un final de partido abierto.
El Alavés lo intentó, pero se encontró con el muro de un Levante que tuvo la idea clara de destruir el juego local durante los primeros 45 minutos, para después dar un paso adelante en la segunda parte, aunque en las pocas ocasiones que crearon se encontraron con dos guardametas acertados.
Los locales ganaron terreno desde el inicio después del primer aviso lejano de Joni Montiel que probó suerte desde muy lejos.
Los albiazules fueron creciendo y entraron en una fase en la que arrinconaron a los levantinos, aunque sin acabar las jugadas. Luis Rioja, a pierna cambiada, mantuvo en vilo a la defensa del equipo de Javier Calleja, que no tuvo prisa durante el encuentro y renunció en jugar balones en largo.
Ninguno de los dos equipos quería cometer errores y no arriesgaron en exceso. El choque bajó de revoluciones, pero seguía siendo el Alavés el que presentaba candidatura al gol exclusivamente por la posesión de balón que tuvo durante la primera mitad, en la que acompañó la lluvia.
Iborra y Pepelu comenzaron a entrar en juego, pero al Levante le costaba avanzar, sobre todo, porque Jorge De Frutos no lograba entrar en juego, bien vigilado por Nahuel Tenaglia. La defensa granota tampoco fallaba y aguantó bien las llegadas de los vascos, que se diluían en los últimos metros ante la oposición de su rival.
A pesar de todo, cada vez que Luis Rioja entraba en juego el encuentro recibía un chispazo. Los duelos individuales los ganaban los babazorros, que estuvieron muy atentos a los rechaces y apretaron con criterio la salida de balón de los levantinistas.
Fue una primera mitad sin apenas ocasiones pero con más propuesta ofensiva de los locales, mientras que los visitantes no tuvieron prisa y prefirieron guardar la ropa y no ofrecer espacios a los vitorianos.
La puesta en escena del Levante fue distinta en la segunda mitad. Los de Javier Calleja se fueron al ataque y estuvieron cerca de mover el marcador. Un error en el saque de puerta de Antonio Sivera dejó con espacio a Joni Montiel que obligó a estirarse al guardameta albiazul para evitar el primero de la noche. Toni Moya respondió a los ocho minutos con una falta directa que despejó Femenías, en una gran acción.
Para entonces, los valencianos ya habían dado un paso adelante en ataque y los albiazul encontraron más espacios. Poco le hizo falta al Levante para crear peligro en la portería local y en el minuto 70, el fuera de juego invalidó el penalti decretado por el colegiado, cuando Antonio Sivera no llegó a un balón suelto y arrolló a Brugué.
A pesar de todo, al Levante no le interesaba mucho que el partido entrara en un ida y vuelta, así el balón parado comenzó a cobrar una importancia capital en cada acción. Nahuel Tenaglia tuvo su habitual ocasión en esos momentos, pero Femenías atrapó el balón delante de la línea de gol en uno de los remates del argentino.
A diez minutos del final el Levante enseño los dientes con una gran salida de presión que acabó con un mano a mano de Wesley con Sivera, que resolvió muy bien el portero alicantino.
El partido se rompió en la recta final y ambos equipos jugaron a tumba abierta como si no existiera un segundo duelo en seis días, pero ninguno de los dos consiguió desnivelar el marcador.