El campeón sigue adelante y apea al Villarreal
El Sevilla, vigente campeón de la Liga Europa, ganó 2-1 al Villarreal y pasó a cuartos de final del torneo tras superar con solvencia a un rival al que le pesó demasiado el 1-3 en contra de la ida, en un duelo que los andaluces controlaron siempre, sin pasar apuro alguno.
Los sevillistas, que llevan más de un año sin perder en casa, plantearon un partido muy serio, defendieron sin problemas su amplia renta y se adelantaron a los 25 minutos del segundo tiempo con un gol de Iborra, en estado de gracia.
A renglón seguido, empató el mexicano Giovani de falta, pero los hispalenses sellaron su buen momento de forma con un gol de Denis Suárez que les dio la victoria. Obligado por el 1-3 en contra de la ida, el Villarreal tuvo que salir a por todas, con notables bajas, como el extremo Denis Cheryshev y las ya conocidas de los defensas Víctor Ruiz y Adrián Marín y el medio Bruno Soriano, por lesión, más el lateral zurdo Jaume Costa, por sanción, lo que obligó al técnico Marcelino García Toral a poner a pierna cambiada al serbio Antonio Rukavina.
El Sevilla repitió el once de la ida, salvo la entrada en el eje de la zaga del francés TimotheéKolodziejczack por el medio polaco Gregory Krychowiak, sancionado, con lo que el luso Daniel Carriço pasó al medio campo junto al camerunés Mbia, con Aleix Vidal, Iborra y Vitolo como tridente ofensivo y el galo Kevin Gameiro en punta.
El equipo amarillo salió con intensidad, pero sin crear peligro claro ante un Sevilla muy concentrado, que hizo caso a su técnico, Unai Emery, quien había insistido mucho en que no cabían confianzas. Los de Marcelino sacaron a relucir su toque, aunque sin profundidad, y los locales, con todo a favor, controlaron siempre los tiempos.
No pasaron apuros los sevillistas, que marcaban las pautas sin problemas, bien pertrechados en defensa y avisando cuando podían de su pegada arriba, como en un tiro lejano de Iborra a los 4 minutos o en otra opción del 'gigante' valenciano al cuarto de hora, si bien no aprovechó la rápida incursión por la derecha de Aleix Vidal.
El Villarreal puso mucho ímpetu y voluntad. No le quedaba otra. Buscó el gol que le acercara a igualar la eliminatoria, pero sin claridad. El lateral Mario Gaspar probó fortuna desde lejos a los 10 minutos, igual que el medio Tomás Pina al filo de la media hora, sin que sorprendieran al joven Sergio Rico, muy seguro toda la noche.
De ahí al descanso, prosiguieron los intentos totalmente baldíos de los amarillos, muy perdidos y que nunca hallaron las vías para hacer daño al buen esquema de contención que presentó el Sevilla, que también quiso salir a la contra pero sin la convicción precisa.
En la reanudación, los de Emery, muy bien situados en el campo y sin hacer concesión alguna a su rival, siguió jugando bien sus bazas y conservando su amplia renta, lograda en la ida, frente al juego excesivamente lento y sin chispa del Villarreal, que tenía que meter tres goles y no encajar ninguno para darle la vuelta al panorama.
Era una empresa realmente difícil, más aún por la falta de claridad en ataque del Villarreal y el inteligente planteamiento del Sevilla, con un fútbol control que le complicaba la vida a su rival, que necesitaba marcar para mantener la esperanza y confiar en la épica, pero al que empezó a pasarle factura la ansiedad.
Los de Emery jugaron con una tranquilidad pasmosa, no perdieron el sitio y cerraron todos los espacios a un Villarreal desconocido, cada vez más desesperado e impotente, que pareció bajar los brazos y sólo tiró a puerta en un remate flojo de Mario Gaspar a los 61 minutos.
Esto hizo que los andaluces se crecieran. Así, avisaron Aleix Vidal, Mbia en un cabezazo que se fue fuera y el colombiano Carlos Bacca, que entró en este periodo por Gameiro, en una clara contra que desaprovechó, pero a 21 minutos del final se resarció, en otro contragolpe, al dar un pase de gol inmejorable a Iborra, que aumentó aún más la ventaja local con el 1-0.
Los villarrealenses reaccionaron pronto al empatar el mexicano Giovani Dos Santos de falta directa, pero la remontada seguía siendo una quimera, sobre todo cuando se quedaron con uno menos al ver la doble amarilla el marfileño Bailly en el 77 y, más todavía, cuando al final Denis Suárez anotó el 2-1 al cabecear un buen centro de Tremoulinas, lo que dio el triunfo y el pase a un solvente Sevilla.