Las nuevas variantes del coronavirus avanzan preocupantemente por Brasil. El país atraviesa la peor fase de la pandemia con cifras que rozan los 2000 muertos diarios. La presión sanitaria está creciendo de forma descontrolada y el país se encuentra al borde del colapso sanitario con tres cuartos de los hospitales brasileños con más del 80% de ocupación en las UCI.
En los tres últimos días, el número de fallecidos asociados a la covid-19 no ha bajado de 1.600. Solo el miércoles se perdieron 1.910 vidas, récord absoluto en el país, según el Ministerio de Salud. Además, se están empezando a ver escenas dantescas con enormes frigoríficos para almacenar cuerpos, ambulancias que sirven como habitación de hospital o pacientes derivados de un sitio a otro.
El número de contagios es preocupante. Las nuevas variantes se han extendido ya a un cuarto de los nuevos casos. En las últimas 24 horas se han registrado más de 70.000 lo que supone un récord a nivel mundial, según los recuentos de la OMS. Y lo que más preocupa a los expertos es que creen que el efecto de las nuevas cepas del COVID-19 es ahora cuando se están empezando a notar. Tanto es así, que en 7 de los 27 estados ya son mayoría los casos detectados, y coincide que en esos siete, los hospitales están al borde del colapso.
Toda esta grave crisis ha generado mucho hartazgo en la sociedad teniendo en cuenta el negacionismo del presidente Jair Bolsonaro y su falta de medidas tanto para frenar las primeras olas del coronavirus como para controlar estas nuevas cepas que tienen al país en máxima alerta