Madrid |
En Serenarte nos gusta reflexionar sobre el papel de las emociones, planteando si todas son realmente necesarias para el bienestar emocional. Entre las más cuestionadas se encuentran la ansiedad y la culpa. ¿Qué sucede cuando nos vemos consumidos por estas emociones aparentemente negativas?
La culpa pueden tener funciones adaptativas, pero su exceso puede ser perjudicial. Puede ser un indicador de nuestros valores morales y sociales, impulsándonos a corregir nuestros errores y reparar relaciones. Sin embargo, cuando la culpa se convierte en una carga constante y puede socavar nuestra autoestima.
El camino hacia una salud emocional plena implica reconocer la complejidad de nuestras emociones y aprender a gestionarlas de manera saludable.