Jordi Alba evita 'in-extremis' el descalabro del Barça ante el Celtic
Jordi Alba remató al fondo de las mallas un centro de Adriano cuando restaban 20 segundos para la conclusión del tiempo reglametario. Iniesta encontró la única fisura en la defensa visitante en la primera mitad. Villa estrelló el esférico en el palo cuando ya se había rebasado el tiempo reglamentario. El Celtic planteó un partido anclado en defensa.
Un Barcelona que se estuvo estrellando durante 90 minutos contra la meta del Celtic, encontró el chispazo definitivo en la última acción del partido, en un remate de Jordi Alba casi en la línea de gol (2-1), cuando se estaba jugando el minuto cuatro del añadido.
El Barça hubiese merecido mayor suerte durante el partido, por dominio y perseverancia, pero el Celtic también jugó con seriedad sus cartas, aunque para ello renunció a la pelota y sólo la pretendió jugar para buscar en largo a alguno de los suyos para que emprendiese la aventura del contragolpe.
El Barcelona se encontró con un partido conocido, en el que un rival llega al Camp Nou con pocos objetivos, el principal de ellos, no salir goleado. Los de Neil Lennon salieron convencidos de que no iban a tener el balón y que las ocasiones llegarían en cuentagotas, si es que se manifestaban.
No sólo no discutió la pelota; el Celtic entregó las bandas y amuralló su área con jugadores netamente más altos que los barcelonistas, quienes excepto Song no daban la talla, en altura, antes sus rivales. Fue el Barça el que primero elaboró una clara acción de gol, cuando Alexis recogió un balón dentro del área de Forster, pero el disparo salió alto desviado.
El primer aviso, que hacía prever un festival. No fue así. El Barcelona se hizo con el dominio casi en exclusividad, con posesiones que superaban el 80%, pero cuya determinación resultó nula, ya que en esta partida el Celtic sí que fue solvente, ya que no dejó entrar ni el aire en su área.
En el minuto 17, el Barcelona botó un córner y el área se pobló de jugadores mientras el balón salía hacia el borde del área, donde solo Messi controló el balón, lo picó para que Iniesta lo recogiese y lo centrase para que Bastra se estrenase en ataque con un remate sensacional que Forster neutralizó.
En el contraataque, Adriano estuvo certero para atajar el balón, aunque en la siguiente acción Alexis cometió falta que dio un vuelco al partido.
En el lanzamiento del balón al área azulgrana, la ventaja en altura del Celtic fue determinante, ya que Samaras conectó un preciso remate que acabó con el balón rebotado en la espalda de Mancherano antes de entrar en la meta de Valdés (0-1).
El Barça no daba crédito a lo que acababa de ocurrir, aunque sabía de qué mal podía padecer si el balón sobrevolaba el área azulgrana, con atacantes que sacaban casi un palmo a alguno de los defensas. Con el gol a cuestas, el Barça regresó a su calvario, el de mover y mover sin encontrar un agujero por donde colar el balón y sorprender al Celtic.
Además, el Barça no fijó a ningún atacante como '9' y los centrales del equipo escocés vivieron bastante tranquilos, sólo inquietados por dos faltas directas que lanzó Messi, y con el balón en sendas acciones rozando el travesaño. El desespero que se percibía en el graderío no se reflejaba en el césped, donde los azulgrana esta temporada ya están acostumbrados a levantar marcadores en contra.
Fue en el 45 cuando el equipo catalán elaboró una acción de extrema precisión y belleza, en la que intervinieron los tres 'grandes' (Messi, Xavi e Iniesta), con remate final del manchego cayendo al suelo, que significó el empate (1-1). En el segundo tiempo, el Barcelona volvió a aplicarse con mucha paciencia, sabedor que tendría momentos para desnivelar el marcador.
Lo intentó antes con lanzamientos de Adriano, Messi e Iniesta, pero fue en el 24 de este periodo cuando el gol empezó a dibujarse, hasta que Forster puso el pie para sacar un balón rematado a bocajarro por Messi.
Nuevamente el argentino, en el 29, recibió un balón servido en cuchara por Iniesta y su remate de cabeza volvió a desbaratarlo un espléndido Forster. Tito Vilanova sacó a Tello y después a Villa, cuando faltaban diez minutos, en busca de alguna acción que ambos pudiesen ayudar a resolver en un área pobladísima.
No hubo respuesta inmediata, ya que el Barça, casi con el pulso congelado ante la imposibilidad de derribar una muralla que parecía infranqueable, se sentía incapaz, aunque no perdió la esperanza. En la última jugada del partido, la suerte volvió a aliarse con los azulgrana, que tras un centro Alba en diagonal corrió a rematar el balón al fondo de las mallas (2-1).