¡Campeones del Mundo de Balonmano!
España arrolla a Dinamarca en la final del Mundial de Balonmano disputada en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Los hombres de Valero Rivero se impusieron por un histórico 35 -19.
La selección española ha logrado su segundo título mundial de balonmano al arrollar a Dinamarca por 35-19 con una exhibición en la final del Campeonato del Mundo del que ha sido anfitriona y que ha acabado este domingo en Barcelona.
España fue claramente superior en todo el partido para conseguir su segundo oro, tras el conseguido en 2005, desde el 3-0 de entrada hasta que en la segunda parte creció como la espuma su confianza para en el primer cuarto de hora de juego tras la reanudación poner un 9-2 de parcial con el que sentenciaron la final y acabaron de enterrar a una Dinamarca que se topó con su primer escollo donde menos lo quería, en la final, y que acabó el torneo con su mínimo de anotación, unos escasos 19 goles.
Sin dejar de pisar el acelerador, pues al minuto 22 España seguía ampliando su diferencia (33-15) hasta los 18 goles de máxima, y con Sterbik dejándose la piel en cada lanzamiento como si fueran los 'hispanos' los que tuvieran que remontar.
El portero, sustituido por Sierra para recibir la ovación cerrada del Sant Jordi a falta de 6 minutos, fue la punta de lanza de un sistema defensivo español que no titubeó en ningún momento ni tuvo flaqueza alguna.
Además, el seleccionador nacional, Valero Rivera, apostó por una pequeña revolución al dar entrada de inicio a Antonio García y Joan Cañellas en detrimento de Alberto Entrerríos y Dani Sarmiento en busca de lanzamiento exterior, el punto más 'débil' de los españoles, y le dio resultado.
La salida en tromba española, con un parcial de 3-0, llegó con goles exteriores ante la sorpresa de la defensa danesa, fría ante el huracán que se les vino encima. Lo cierto es que el ataque del combinado nacional estuvo fino y fue capaz de superar a un Landin que es de los mejores porteros del 'Viejo Continente'.
Además, pese a no hacer mucho uso en la final de los extremos, España supo jugar sus cartas muy bien y tanto el lanzamiento exterior como el juego de pivote rindió como no se podía ni esperar, sumándose a la fiesta defensiva ya más habitual en España.
Tardó prácticamente cinco minutos en anotar el primer gol Dinamarca y necesitó para ello un tiempo muerto que parara la sangría. De todas formas, una Dinamarca acostumbrada a marcar con facilidad se encontró con un gran Arpad Sterbik y un muro 6-0 liderado por Viran Morros que volvió a funcionar a la perfección, lo que llevó a la precipitación y nervios en los 'vikingos'.
Aguantó Dinamarca gracias a su gran portero Niklas Landin, con 4 paradas de mérito en los primeros minutos, pero poco a poco salió a la luz la mejor España, una que no solo defendió a las mil maravillas sino que corrió al contraataque, hurgó en una herida Dinamarca y poco a poco fue inflando su diferencia en el marcador, que no paró de crecer hasta el 18-10 con el que España se fue al descanso.
De hecho, la potente Dinamarca no pudo ni igualar el electrónico más allá del 0-0 inicial, e incluso con la primera inferioridad numérica española fueron los 'hispanos' superiores.
La intensidad de los de Valero Rivera fue altísima, no dejando respirar a unos daneses poco dados a tener que remontar, una situación que hizo que se les escapara el rumbo y el norte de la final.
Como prueba, tres contraataques seguidas de España que acabaron en gol y que comenzaron con una defensa asfixiante que neutralizaba cualquier intento de disparo lejano o pase al pivote y, de no ser así, aparecía Sterbik para solucionar el problema. El guardameta, ya de los mejores en la semifinal, lo bordó en búsqueda de su primer Mundial.
Sterbik, impenetrableEl guión no cambió en la segunda parte. España fue todo un 'tsunami' que ahogó cualquier atisbo e intento de remontada de Dinamarca, que estaba sin ideas, agotada y ausente en un Palau Sant Jordi que dio la talla, lleno hasta la bandera.
Además, Sterbik siguió comprando números para ser el mejor de la final, y es que secó a los 'vikingos' y les dejó con dos goles anotados en los 15 primeros minutos de la reanudación. Pese a verse ya campeón, el portero no cesó en su empeño como tampoco lo hizo el resto de la selección española.
En el banquillo, los jugadores lo celebraban pero era salir a pista y ponerse el mono de trabajo de un rojo que les llevó en volandas al triunfo final, así como un Sant Jordi que respondió a las súplicas de Valero Rivera, quien a sus 59 años consigue su primer título mundialista tras el bronce de 2011 con un grupo de 'hispanos' que se han sacado el mal sabor de boca que dejaron los Juegos Olímpicos de Londres.