Sabino Méndez: "Estamos en una semana de retorno al orden"
Sabino Méndez, nuestro sabio de domingo, reflexiona en 'Por fin no es lunes' sobre el denominado retorno al orden tras un dilatado periodo de celebraciones.
Adentrado el nuevo año, parece que los propósitos han de empezar a implementarse al término de las vacaciones navideñas, pues es evidente que los primeros días del 2022 todavía han estado marcados por las celebraciones propias del periodo. Cuando por fin mañana -10 de enero- sea lunes, todos los niños y niñas del país regresarán a las clases y, en consecuencia, toda la sociedad retomará la habitual rutina que, de un modo u otro, ordena nuestras vidas.
Unos años de desorden
Los dos últimos años han estado marcados por la ruptura del cotidiano equilibrio. "Hemos visto cómo un simple virus, salido de un mercado de Wuhan, puede causar el caos, y cómo la erupción de un volcán como el de La Palma puede trastocar la vida de centenares de familias", exponía sabino para, a continuación señalar que, con el silencio del rugir del volcán y el lanzamiento de los antivirales que reforzarán a las vacunas en cuestiones pandémicas, "todo el mundo coincide en deducir que probablemente estamos ante el principio del fin de este desorden".
"Estamos en una semana donde parece que las cosas vuelven a su cauce", apuntaba Sabino Méndez, el sabio de domingo. Cabe destacar que esta aparente normalidad a la que nos adentramos se produce en un momento en el que todo parece indicar que, más allá del trabajo, se retorna a un orden vital. "¿Pero qué es el orden?", se pregunta Sabino.
El orden al que aspiramos
Nuestro sabio de domingo ha explicado que, "de acuerdo a los comportamientos humanos, por lo general llamamos orden a las costumbres que nos permiten estar tranquilos y más o menos estables". Por ello, no ha dudado en definir al orden como un "constante equilibrio", donde la constancia prima más -si cabe- que el propio equilibrio ya que, a la vista está, que el equilibrio de la vida humana resulta inestable.
Para sostener su tesis, el sabio ha recurrido a dos autoridades en sendas materias: el arte y la neurociencia, respectivamente. El primero, el literato Francisco Umbral, intuye de un modo artístico lo que después el segundo, Stanislas Dehaene, avala científicamente. Y es que en un mundo donde todo resulta sumamente cambiante, apunta Umbral, "el milagro es vivir; lo científico y lógico sería morirse". El escritor apela así a lo que el neurobiólogo denomina la "burbuja de estabilidad" en la que se encuentra inmerso el ser humano, incluso dentro de su propio cuerpo.
Además, Dehaene señala el hecho de que, aunque en el cuerpo humano las moléculas cambian, las neuronas se mueren y se renuevan constantemente. Después, pone en contacto ese hecho con el fenómeno extraordinario de la memoria que no desaparece a la muerte de cada neurona si no que se traspasa mediante un ciclo ciertamente "mágico" donde nada parece fallar.
"Nuestro cerebro es una especie de reverberante que se auto-estabiliza constantemente", ha indicado el sabio antes de apuntar que, del mismo modo, "el mundo en el que vivimos está sujeto a constantes re-equilibrios a pesar de su aparente estabilidad".
Por todo ello, Sabino ha concluido que, probablemente, ese orden al que aspiramos no sea más que una "época de paz y prosperidad, con pocos sobresaltos".