Algunas personas se equivocan con frecuencia cuando toman decisiones en sus vidas y, sin embargo, aciertan cuando aconsejan a los demás. A otros les sucede lo contrario, son buenos para decidir pero menos buenos para aconsejar. Ignacio Varela ha querido dejar a un lado la cuestión de la investidura y Puigdemont para reflexionar sobre por qué somos tan malos consejeros de nosotros mismos.
El colaborador de Por Fin No Es Lunes ha sido asesor político durante muchos años y ha querido hablarnos desde su experiencia personal, con una sorpresa que ha desvelado al final de su intervención. Según su caso, asegura que ha cometido más errores que aciertos, pero ha dado más consejos buenos que malos. Las causas son muchas, pero ha descubierto que hay un elemento común: ''un manejo defectuoso de las emociones''.
Hay consejos que damos a los demás y que no aplicamos en nuestra vida, aquello de ‘’consejos vendo que para mí no tengo’’. El sospechoso de sábado, ha establecido dos categorías de personas: intuitivas y racionales. Las primeras son mejores para decidir, las segundas para observar y aconsejar.