La primera de ellas versa sobre una silla que figuraba en el examen final de la asignatura de filosofía. El profe entra en el aula, coge su silla en la que había estado sentado durante todo el año y la pone sobre la mesa. Y les pide a los alumnos que demuestren que la silla no existe. Y alguno puso en el examen: ¿Qué silla?.
La segunda se refiere a Wiitgenstein cuando, en la estación de Cambridge, esperando el tren con una colega filósofa vivió algo inquietante. Mientras esperaban se enfrascaron en una discusión que se puso intensa y no se percataron de que el tren había iniciado su salida. Wittgenstein echa a correr en su persecución y consigue alcanzarlo pero ella no. Al ver su cara de desconsuelo, un mozo de la estación se le acerca y le dice que en 30 minutos sale otro. Pero ella contesta, "usted no lo entiende, él había venido a despedirme".
Historias con las que preguntarnos sobre nuestra existencia y la vida.