Hoy como cada sábado Isabel Lobo nos descubre en su Objetología un objeto peculiar. En este caso, nos acerca al tensor de cuerdas. El origen de este artilugio se encuentra en la agricultura. Su función era atirantar, aumentar la tensión o tirantez de las cuerdas para el ganado o cercar las fincas.
El primer análisis a gran escala y de todo el genoma de antiguos restos humanos provenientes de Oriente Próximo arroja luz sobre las identidades genéticas y las migraciones de los primeros agricultores del mundo. El estudio, que se publicó en la revista Nature, revela tres poblaciones de agricultores genéticamente distintas que vivieron en el Cercano Oriente en los inicios de la agricultura, hace entre 12.000 y 8.000 años. Según los estudios, fueron las revolucionarias tecnologías agrícolas las que se extendieron por toda la región y no los grupos de personas que vivían allí.
Este objeto nos acerca a una expresión muy utilizada en nuestro día a día “tensar la cuerda”. Podríamos decir que tensar la cuerda es exponernos a nuestros límites, bloqueos o miedos, para superarlos, para llegar más lejos, para ayudar a otros. Si tenemos en cuenta una serie de pautas, el resultado será beneficioso para nosotros y para los demás.
¿Dónde encontramos un tensador de cuerdas? En la factura de la luz, en sentido figurado. Una torre de alta tensión se transforma en una instalación artística contra el desorbitado precio de la luz. Abraham Calero y StoolStreetArt han convertido una antigua torre de alta tensión abandonada en una gigante obra de arte que busca denunciar el desorbitado precio de la luz.
La instalación incorpora la evolución de la factura mensual de electricidad en 2021, con los valores aportados por la OCU de febrero (55€), abril (70€) y septiembre (87€). El mes de diciembre es un espacio vacío que invita a preguntarse hasta dónde puede llegar a subir el precio de la luz.