La polarización genera adicción: ¿está la sociedad española inmersa en el discurso bronco y carente de diálogo?
Si analizamos los discursos lanzados en la última semana, queda claro que la polarización no sólo está presente en la política, sino que también se extiende a todos los ámbitos de la sociedad.
Vivimos en una sociedad cada vez más polarizada. Así lo dicen datos como el estudio 'La droga oculta: un estudio sobre el poder adictivo de la polarización en el debate público', que asegura que la polarización en los últimos cinco años ha aumentado un 35% en España y un 40% en el global de los países estudiados. Para ello, se ha analizado la conversación pública de 12 países. En total, 600 millones de mensajes gracias a la inteligencia artificial. Y se ha llegado a la conclusión de que, en España, el tema más polarizante es el de la inmigración.
Gracias a este estudio realizado por la consultora Llorente y Cuenca y la Plataforma ciudadana Más Democracia, se ha descubierto que el efecto de los contenidos polarizantes (lo que leemos en las redes sociales) sobre el cerebro es similar al de las drogas. La polarización nos engancha y es adictiva.
Joan Navarro es vicepresidente de Asuntos Públicos de la Consultora Llorente y Cuenca, coordinador de este estudio y explica en Por fin no es lunes las principales conclusiones del mismo.
¿Qué es la polarización?
Cuando hablamos de polarización, nos referimos a que existe un grupo muy importante de ciudadanos que pretenden, con sus interacciones en las redes sociales y en el comportamiento cotidiano, reafirmar sus creencias con una actitud de ignorancia deliberada, es decir, "no tengo la más mínima intención de escuchar lo que tú vas a decir al respecto: es más, como digas algo, probablemente acabe mucho más irritado de lo que inicié con mi afirmación".
No tiene nada que ver con el debate, el diálogo o con una actitud democrática y constructiva para entender los problemas y llegar a las conclusiones con otras personas, sino que es un efecto de expresión indignada, cabreada que empieza por un tuit y acaba por cogerle el mismo tono gris y triste al tuit que al resto de las actividades cotidianas.
De hecho, el experto asegura que la intención es incluso rehuir del debate, de la posibilidad de que haya una conclusión, un acuerdo o una modificación de la posición inicial y eso hace que en "nuestras democracias no sólo tengamos un nivel de polarización cada vez más alto sino que cada vez despreciamos más el valor del acuerdo porque si mi posición es moral no tiene que ver con mi posición ideológica. Y cualquier otra posición moral que pueda lanzarme desde otra posición, me hace sentir insultado e indignado y no me ayuda a la reflexión, sino que me ayuda a ratificar lo que inicialmente tenía. Con lo cual, el problema que tenemos no es sólo de ánimo, sino que además, cuando los demás llegan a acuerdos, tendemos a despreciar esos acuerdos".
¿Qué tipos de polarización hay?
Las cuestiones que están en la agenda pública suelen ser de carácter político: la propia naturaleza de la cuestión política está en la agenda pública y por tanto, no sólo la que lanzan los partidos políticos.
Hay muchas formas de polarización y muchas maneras de expresarla: "La que tenemos más documentada es la que deja rastro en las redes sociales y las podemos identificar, pero siempre ha habido porque esto no es un fenómeno nuevo". Siempre ha habido etapas donde la gente estaba polarizada, crispada y donde determinadas personas consideraban que sus posiciones morales eran tan defendibles que estaban incluso dispuestos a defenderla con la violencia. "Hoy tenemos una polarización distinta de las de otras etapas: la polarización expresiva", asegura.
¿Cuál es el elemento que más nos polariza a la sociedad española?
La inmigración es el territorio que mayor volumen de interacciones tiene entre personas que tienen opiniones radicalmente distintas. Genera mucho debate con posiciones confrontadas, pero tenemos un punto positivo y es que en los extremos de esos debates no hay mucha gente adicta. Si bien hay un gran volumen de posiciones confrontadas, no hay un nivel de adicción que deba preocupar: "Hay más consenso en la inmigración del que hay con el feminismo, que tendría un nivel de volumen menor, pero un nivel de adicción o de bronca mayor".
"El feminismo genera más adicción junto con el racismo, el aborto o los sindicatos. Tenemos activistas con mayor número de interacciones y conversaciones más encendidas en feminismo o sindicatos que, por ejemplo, en inmigración", asegura.
¿Cuáles son los países más polarizados y qué lugar ocupa España?
De todos los países analizados, se ha llegado a la conclusión de que Estados Unidos es aquel donde tienen lugar los debates más broncos. Cada país tiene un recorrido distinto porque su biografía política determina distintos temas y grados de polarización. En el caso de España, se ha determinado que es uno de los que más ha incrementado la polarización.