María Añó: "Me decían tantas veces que estaba gorda y celulítica que yo al final me lo creía"
La gimnasta María Añó cuenta su experiencia dentro del mundo de la gimnasia rítmica con una entrenadora que hacía de su mundo un infierno: "Nos dejaban sin beber si no hacíamos los enteros como a ellas les gustaban".
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"Gorda". "Celulítica". "Loca". "No sirves para nada". Es la otra cara del deporte de élite. María Añó la conoce bien. Ella tenía 3 años cuando soñaba con ser gimnasta, y lo consiguió. Se enfundó el maillot y deslumbró con cada uno de sus ejercicios. Ha sido cinco veces Campeona de España de Gimnasia Rítmica en individual y otras cinco en grupo. Además, ha estado entre las 10 mejores gimnastas de Europa en la categoría de mazas, un auténtico prodigio que, sin embargo, también ha vivido la peor de las pesadillas.
Durante años, sus entrenadoras la sometieron a insultos, maltrato y vejaciones. Ella lo silenció hasta que abrió los ojos, se armó de valor y denunció. A finales de 2022, el Tribunal Administrativo del Deporte resolvió a su favor e inhabilitó y privó de licencia a una de sus entrenadoras durante dos años.
Disciplina, pero con límites
Con tan solo 3 años, su madre le apuntó al Club de Gimnasia Rítmica de Benicarló. Actualmente, con 20 años, asegura que la exigencia iba aumentando progresivamente en el tiempo, algo normal respecto al nivel de los campeonatos a los que acudía. Pero, aunque opina que con 11 o 12 años lo normalizaba por ser algo diario y constante, en 2018 empezó a notar un requerimiento, cuando su entrenadora le decía que estaba loca y que necesitaba un psicólogo. Eso le hizo darse cuenta "de que todo lo que estaba pasando en años anteriores, todo lo que me estaban haciendo y todo lo que estaban diciendo no era normal". "La gimnasia rítmica es disciplina, es mucha exigencia pero hay unos límites", asegura Añó ante los insultos, los tratos o la privación de alimentos a lo que la sometían.
Sobre los castigos físicos que les imponían, comenta que les "dejaban sin beber" si no hacían los enteros "como a ellas les gustaba",le "privaba de fisios" diciéndole que no se lo merecía porque ese día "había entrenado mal" o le "quitaba tiempo para dárselo a otras compañeras": "Me castigaba solo comiendo en la sección de verduras y pescados" aún sabiendo que no eran sus platos preferidos, o "en el campeonato de una copa del mundo, estuvimos dos días con una manzana solo porque ella se le olvidaba el comer".
Además de ello, les pesaban por la mañana y por la tarde aunque "le habían prohibido tener una báscula, pero ella la compró por sí sola y nos pesaba cuando le apetecía", recuerda la gimnasta. Si pesaban más a su parecer, les castigaban corriendo o lanzando pesas o balones medicinales.
Contárselo a sus padres
Aunque tenía menos de 13 años, no le contaba estos tratos vejatorios a sus padres porque, explica, "me tenían amenazaba diciendo que si hablaba, se me acababa la carrera deportiva o me pasarían cosas graves". Por otro lado, recalca que vive "en un pueblo muy pequeño donde solo está este gimnasio", por lo que tenía miedo de contarlo porque ya estaba logrando un gran nivel, llegando a la selección española con 16 años, y si lo hacía, le iban a sacar de allí. Por ello explica que "acababa los días llorando, entraba también llorando" llegando a no cenar a veces porque al día siguiente la pesaban y no quería que la castigasen.
También comenta que no hacía partícipe a su madre de la situación porque se encerraba en su habitación a llorar o se pesaba a escondidas en el baño ya que tenía miedo a lo que podía pasar y a acabarse su carrera en este deporte.
Punto de inflexión
El momento donde todo cambia es en 2019 cuando entrenando en el club durante el verano, se lanzan unas acusaciones sobre ella en las que decía que su entrenadora la "entrenaba aposta" para lesionarla, "cuando no era así". La realidad, argumenta, era que sabía con informes médicos que tenía lesiones, con tirones por la noche porque no comía y no paraba hasta que la suplicaba . "Hasta que no lloraba no paraba y me decía: no tienes nada, déjate de tonterías, eres una débil, mira a tus compañeras como con lesiones entrenan". En ese preciso momento, afirma, "fue lo que me hizo el clic y entré a casa diciéndole a mi madre que no iba a volver a ese club" porque "me hacían sentir tan mal, me hacían sentir como que me lo merecía o me decían tantas veces que estaba gorda, celulítica, que yo al final me lo creía".
Denuncia
A raíz de esos tratos, presenta una denuncia con informes psicológicos y conversaciones como la que tuvo lugar durante la copa del mundo de Kazán donde "me dejaba sola para cenar, no me entrenaba, pasaba de mí, mi compañera solo me hablaba cuando estábamos solas". "Yo le decía a mi madre palabras textuales como: por favor sácame de aquí, no puedo más, quiero dejar la gimnasia, quiero dejar todo" mientras estaba en su mejor momento participando en un campeonato clasificatorio para los Juegos Olímpicos, declara.
Gracias al Comité Asesor y Comisión 3vecesno se abre la investigación y luego intervinieron el Comité de Disciplina y, por último, el Tribuna Administrativo del Deporte que publica la resolución el año pasado, en agosto. En esta resolución, se retira la licencia a la entrenadora y la inhabilitación para ocupar cargos en la organización.
Esto no acaba aquí
María Añó también explica que esto no acaba aquí. "Sí que es verdad que durante este tiempo de investigación interna no podía hablar, no podía contar nada, además de que no tenía fuerzas porque yo a esta entrenadora la tenía que ver en todos los campeonatos, en controles y eso me afectó", aunque pensaba que era fuerte. Cuando se da cuenta de que la gimnasia no se limitaba a esas personas que habían cometido todos esos actos hacia ella, comenta que "se me derrumba todo", le crea un trastorno alimenticio. "Estaba bien alimentada, pero si con 38 o 40 kilos me llamaban gorda, con unos kilos de más me veía muy mal". Esto le indujo una depresión que hizo que no pudiera salir de la cama. Además, durante la investigación, "se dedican a hablar por detrás, intentar manchar mi carrera deportiva, incluso se meten con mi familia" asegura la cinco veces campeona de España. "A día de hoy, haciéndose cuentas falsas o incluso con sus nombres o apellidos, me están acosando por redes sociales y acusándome de temas muy graves", asegura, pero "sabía que me sometía a esto si lo contaba".
Relación actual con la gimnasia rítmica
"Ahora mismo, después de haberlo pasado tan mal y estar con un trastorno y lesiones, tenía conversaciones con la directora técnica y con la seleccionadora", asevera María Añó, porque no estaba a la altura "de lo que se merece una Real Federación Española o a la altura que yo estaba pasando". Actualmente, realizaentrenamientos de menos horas y diferentes a los de sus compañeras recomendados por los psicólogos para "curarme un poco". A día de hoy, tiene el curso de entrenadora, realiza masterclass, exhibiciones, entrena lo que puede, porque "esto es un proceso que tiene sus tiempos", e intenta estar fuera de las redes sociales por lo malos comentarios ya que "aunque intenten ensuciar mi currículo deportivo, es el que hay, yo he conseguido lo que he conseguido aún con todo lo que estaba pasando y eso nunca me lo van a quitar".