Lucía Martín-Portugués, la esgrimista que combate contra la epilepsia: "¿Por qué hablar de enfermedades neurológicas es algo malo?"
Cuarta del mundo y candidata a medalla olímpica, combate desde la adolescencia a su mayor contrincante: la epilepsia.
En 'Por fin no es lunes', hablamos con una mujer que lejos de amilanarse, se crece ante la adversidad. Dice que jamás ha tirado la toalla y motivos no le han faltado, pero la palabra 'rendirse' no existe en su diccionario.
Cuando era pequeña, como a todas las niñas de aquella época, la apuntaron a ballet mientras que su hermano practicaba la esgrima. Rápidamente, se dio cuenta de que lo suyo era menos 'tutú' y más 'tratá', así que cambió de disciplina.
Pero lo que no sabía era que salvado ese primer escollo, aún le esperaba superar un obstáculo mayor: poner nombre a los episodios que le hacían perder la conciencia. En un sólo día, podía sufrir entre diez y doce crisis de ausencia. Todo se fundía a negro y no recordaba lo que sucedía.
"Cuando te rompes, te reparas"
Tuvo que pasar un tiempo para que después de muchas pruebas y estudios descubriera que lo que le pasaba se llamaba epilepsia. Aquel diagnóstico tampoco consiguió truncar su carrera, ni siquiera los momentos más duros de su vida, como cuando murió su padre y tuvo que llorarle a más de 2.000 km de distancia se dejó caer.
Porque tanto en la vida como en el deporte, dice que te rompes y te reparas y que ella, en ese repararse, ha encontrado el crecimiento personal que le ha ayudado a seguir adelante y seguir más allá.
Será por eso y sobre todo por su esfuerzo y terquedad y sacrificio que se encuentra entre las diez mejores del ránking mundial. Ahora esta odontóloga levantará el sable y al grito de "matar o morir" va a buscar el oro en los Juegos Olímpicos de París, los primeros en los que estará una sablista española después de 16 años.
Los beneficios de la esgrima para sobrellevar su enfermedad
Lucía Martín-Portugués explica en 'Por fin no es lunes' que incluso en su enfermedad ha tenido "suerte" porque las crisis de ausencia que le dan no limitan su vida diaria. Es verdad que no le "dejaban hacer muchas cosas, pero por suerte" no convulsionaba.
Los episodios empezaron siendo ella adolescente cuando se encontraba en clase, se levantaba para ir al baño y luego no recordaba lo que había sucedido. Cuando vio en las noticias el fallecimiento de Antonio Puerta se asustó al pensar que algo similar podría estarle sucediendo a ella. Sin embargo, después de muchas pruebas, le diagnosticaron epilepsia y ahí comenzó un camino tortuoso de varios años hasta que dieron con un medicamento que le controlaba las crisis.
Pero, cómo se vive siendo una deportista de élite con epilepsia. En su caso, asegura que el deporte le ha ayudado muchísimo porque con su enfermedad es muy importante llevar una rutina y una disciplina, y eso es lo que hace gracias a la esgrima: "Llevar esa buena higiene de vida me ha llevado a controlar la epilepsia".
Esa forma de ver su enfermedad causó sorpresa entre otros deportistas que la escribían para confesar que ellos también lo padecían y destacar su fortaleza, lo que le lleva a preguntarse por qué se asocia valor o fortaleza a cosas que no son malas: "¿Por qué hablar de enfermedades neurológicas es algo malo? Al contrario, deberíamos verlo como un foco de luz para el resto".