Esther Garcia Amaro | ondacero.es
Madrid | 29.10.2022 11:59
Según los economistas ganadores del Premio Nobel, 100.000 euros al año es el dinero que necesitamos para ser felices. Menos ambicioso es el psiquiatra Luis Rojas Marcos que asegura que la felicidad puede estar en un plato de croquetas. Otros encuentran la dicha en el éxito profesional.
El 77% de las personas sacrificaría su vida personal por el éxito laboral, mientras que el 80% haría todo lo contrario: dilapidar su éxito laboral a cambio de la felicidad en su vida personal. Un empleo estable, un sueldo alto y ser un experto en un área laboral son los principales signos de haber triunfado profesionalmente. Pero, ¿qué es lo que realmente nos hace felices? ¿El éxito profesional o el éxito en nuestra vida personal? ¿O se trata de una combinación de ambas?
En España existe un organismo capaz de medir la felicidad. Se trata del Instituto Español de la Felicidad e Investigación. José Antonio Molina es el director de la Universidad de la Felicidad de Valladolid y director de este Instituto.
Él nos explica que no es lo mismo lo que quiere y necesita para ser feliz una persona que vive en un pueblo pequeño que los anhelos de una persona que vive en una gran ciudad como Madrid o Barcelona por "sus propios ritmos".
"La felicidad es tomar consciencia de estar vivo, y no lo valoramos", asegura. José Antonio cree que "estamos frivolizando la felicidad y se ha convertido en una auténtica esclavitud". "Queremos estar siempre bien y eso es contradictorio cuando en la vida pasan situaciones que se escapan a nuestro control". "El discurso triunfalista e imperante de que podemos con todo genera una gran frustración cuando no se puede", argumenta.
Por otro lado, la pobreza también influye en la infelicidad y debemos alejarnos del manido dicho: "Qué felices son con tan poco". Está comprobado que los traumas, los problemas y la infelicidad son mayores en los países más pobres. "No podemos decir que porque esas personas sonrían son felices", defiende el experto.
España es uno de los países que más alto puntúa en felicidad. Pero "cuando uno ve la realidad y ve el reto que tenemos por delante con los adolescentes y los adultos comprobamos que decir que eres feliz muchas veces es algo cosmético. Al final, terminamos en el médico por patologías derivadas de la parte psicológica, y más aún tras la pandemia", explica Juan Antonio.