Dolores Redondo: "Sant Jordi es el día del amor con lo más significativo de la belleza: un libro y una flor"
Hablamos en Por fin no es lunes con la escritora, Dolores Redondo, que nos habla de uno de los días más importantes de nuestro país, San Jordi.
Hoy es 23 de abril, San Jordi, un día muy especial en Barcelona. A eta hora ya están llena las calles y los autores están preparados para enfrentarse a todo el público que le reclama la firma de un ejemplar, dedicatorias, rosas. Una de esas personas por las que orbita este día podría ser la ganadora del Premio Planeta 2016, creadora del Guardián Invisible (adaptada al cine posteriormente) en 2017, Legado de Huesos 2019, Ofrenda en 2020 y ganadora príncipe de Viana de la Cultura 2023, Dolores Redondo.
La magnitud de San Jordi
"Yo no me acostumbro y espero no hacerlo nunca. Hoy me ha costado mucho dormir he dormido muy mal, con esa especie de nervios de boda de la emoción que te espera de algo que esperamos mucho tiempo", ha asegurado la escritora ante una de las citas más importantes para la escritura en nuestro país. Ante ello, añade, "mí último San Jordi fue todavía con mascarillas, el año pasado no vine porque estaba escribiendo, y recuerdo la intención de querer seguir celebrando este día mientras los lectores estaban contenidos detrás de su mascarilla intentando aguantar esos abrazos, esos cariños que tienen para nosotros", por lo que ironiza diciendo: "así que hoy me voy a vengar".
Para la escritora, San Jordi "es el día del amor, aquí es cuando ellos celebran su día de los enamorados" con "lo más significativo de la belleza: un libro y una flor".
Diez años de 'El Guardián invisible'
Además de la celebración de este día, se cumplen diez años desde la publicación de su famosa novela 'El Guardián invisible'. De esta forma, opina que es "muy chulo volver a vivirlo y tener de nuevo esa sensación de ser cenicienta en palacio, de estar en medio de algo que es muy mágico, muy especial, que está preparado para el disfrute, para que todo el mundo lo goce y en el que recibes tantísimo afecto".
Tras el trascurso de ese tiempo, recuerda de hace diez años, "los momentos de acudir a las fiestas, los encuentros en periódicos, las celebraciones en las que están los escritores" en un momento en la que ella acudía por primera vez a San Jordi y se quedaba perpléjica ante, comenta, "toda la gente que yo admiraba, cuyos libros forman parte de mi biblioteca". "Es un privilegio", recalca.
En estos diez años también habla de una evolución de lectores donde diferencia los que empezaron y muchos jóvenes que les llegan sus novelas en los institutos que le hace decir: "cuando se dice eso de los jóvenes no leen, tengo que decir: a mí sí".
"Resaca emocional"
Al ser un día tan característico, la afluencia de gente se masifica alrededor de los puestos dejando poco tiempo para que los escritores puedan nutrirse de las historias de los asistentes, aunque puede no ser así. "Ellos encuentran la manera de acercarte y susurrarte al oído palabras comprimidas por el tiempo pero te hacen su confesión del momento en que leyeron la novela, de cómo les tocó, una cuestión de su vida o sus circunstancias personales", explica Redondo añadiendo que se va siempre al hotel con un baño de todas esas emociones y mensajes que le deja "una resaca emocional absoluta".