Dicen que el fin de la Segunda Guerra Mundial se precipitó gracias a un hombre y una tropa de mujeres que no tenían nada que ver con la carrera militar. Que aquella contienda se ganó, en buena medida, desde una mansión oculta entre Oxford y Cambridge. Que desde allí no se disparó una sola bala, pero que fueron capaces de destruir decenas de submarinos. Y todo gracias a la ciencia matemática. Y a una bomba capaz de descifrar comunicaciones de los enemigos. Hablamos de la bomba criptográfica que reventó las claves de los nazis. Pero hoy, con todos esos datos de millones de personas en la nube ¿sería posible algo así con todas las contraseñas del mundo?
Mario Viciosa plantea esta inquietante cuestión en 'Divulga que algo queda', en Por fin no es lunes. Y nos dice que sí, pero no con un simple hackeo o crackeo de contraseñas. No. Estamos hablando de una máquina tan potente como aquella bomba que diseñó un genio de las matemáticas del que ya hemos hablado alguna vez llamado Alang Turing en plena guerra. Hoy sería una máquina cuántica lo que en aquel tiempo fue un amasijo de rotores y cables. Esta amenaza la descubrió un hombre llamado Peter Shor hace hoy 27 años.
En 2020, según datos de NordPass, que es un gestor de contraseñas, la más común fue 123456. Se descifra en menos de un segundo y es usada por unos 2 millones y medio de personas. La palabra más usada como contraseña es "picture", "foto". Mario Viciosa nos descubre todos los secretos de la ciencia de las contraseñas en 'Divulga que algo queda'.