Los icebergs son enormes masas de agua dulce congelada. América Valenzuela dice que podrían usarse para beber, para regar, para abastecer de agua a ciudades y campos donde escasea. “La idea es localizar el iceberg por satélite, desplazar una flota de barcos hasta el lugar, engancharlo y remolcarlo hasta la costa”, explica.
Valenzuela cuenta que un iceberg de unos 600 metros de largo, poco más de medio kilómetro y unos 200 metros de grosor podría abastecer una ciudad como Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, durante un año.
Dice que lo recubrirían con una red de polietileno de alta resistencia y lo remolcarían. Necesitarían varios barcos, petroleros podrían ser, que tendrían que ir a medio gas otra vez. Sin embargo, resalta que hay que tener cuidado para que no se rompa por el camino porque, además, se derrite.
La Antártida contiene el 70% del agua dulce del mundo. De manera natural los bloques de hielo quedan a la deriva y poquito a poco llegan a aguas más cálidas donde se derriten. Los icebergs que están vagando por las aguas no pertenecen a ningún país. Los podría coger cualquiera. Sin embargo, “la Antártida está protegida desde el punto de vista medioambiental por el Protocolo de Madrid. Si el proyecto afectara a integridad del continente helado habría que someterlo a discusión en los organismos correspondientes”.
La periodista también resuelve algunos bulos que giran en torno al 5G. “Nunca habíamos estado tan expuestos a tantas ondas electromagnéticas, pero la intensidad de irradiación es baja. Estamos muy por debajo de lo que puede ser perjudicial”, afirma América Valenzuela.