Judith González: ¿Qué es la sintiencia?
La filóloga de Por fin no es lunes, Judith González, nos habla de sentimientos, animales y palabras a raíz del debate de las macrogranjas, las múltiples opiniones sobre los derechos de los animales y los de las personas. ¿Qué significa la palabra sintiencia?
Esta semana todas las informaciones sobre el debate de las macrogranjas, las múltiples opiniones sobre los derechos de los animales y los de las personas le han hecho recordar a Judith González, la filóloga de Por fin no es lunes, una palabra que no es muy conocida ni suele ser muy empleada por los hablantes en general. Sintiencia. Judith nos explica el significado de este término en Dímelo Bien.
La sintiencia es la capacidad de sentir. No está recogida en el Diccionario académico aún, pero desde luego no es una palabra mal formada ni errónea. Su origen se remonta al s. XVIII, cuando se empezó a utilizar para diferenciar la capacidad de pensar, la razón, de la capacidad de sentir, la sintiencia. Aunque no es un término mayoritario, en los últimos 30 años la curva de uso de su familia léxica muestra un alza imparable.
Y es que más o menos desde los años 90 esta palabra se ha visto revitalizada porque ha empezado a ser usada por los defensores de los derechos de los animales, la llamada sintiencia animal, que entiende y defiende que los animales no solo responden a estímulos, sino que experimentan sensaciones. Por ello, todo ser sintiente debería tener derechos tales como la protección contra el sufrimiento o tener comida, agua y refugio. Esto podría parecer una obviedad, en principio entiendo que todos deberíamos estar de acuerdo en estar en contra del sufrimiento, del propio y del ajeno, pero, ojo, que no es tan sencillo.
En la legislación española las mascotas dejaron de ser consideradas cosas el año pasado, en 2021. Es una ley que no se ocupa de la ganadería, cuya regulación es distinta, pero precisamente porque la ley pasó a considerarlas “seres sintientes”, siempre insisto en la importancia de las palabras, pudieron dejar de ser tratadas, legisladas, como objetos inanimados. Con ese nuevo régimen jurídico estos animales no pueden, por ejemplo, ser embargados, hipotecados o apartados de sus dueños sin tener en cuenta su bienestar y protección. Fijaos las repercusiones que tiene esto el Código Civil, la Ley de Enjuicia-miento Civil y hasta la ley Hipotecaria le han hecho un hueco a la sintiencia.