A pesar de la situación actual, tanto la noche del 24 de diciembre como el día 25 deberían ser jornadas para conciliar, básicamente lo que necesita como sociedad este año porque nos encontramos inmersos en un ambiente de muchos enfrentamientos, algunos de ellos, buscados también.
Se podría tomar ejemplo de un episodio que sucedió allá por 1914, durante la Navidad de ese año y en plena Primera Guerra Mundial. En las trincheras del frente Occidental, cinco meses después de que comenzase la contienda, la lucha se encontraba estancada.
En ese momento, el día de Navidad, según uno de los sargentos británicos destinados en la zona, "los alemanes se volvieron divertidísimos cantando y gritando. Nos dijeron en inglés que si no disparábamos, ellos tampoco lo harían. Encendieron fuegos fuera de sus trincheras, se sentaron alrededor y empezaron un concierto".
Al ritmo del villancico 'Noche de paz' y al grito de 'Feliz Navidad', ingleses, franceses y alemanes pasaron la noche, y a la mañana siguiente, los alemanes gritaron un 'alto el fuego' mientras los británicos enviaban un emisario para negociar una tregua que se dio únicamente en algunas zonas de la línea de batalla.
La tregua de 1914 fue un oasis en el desierto, pero que puso de relieve que entre las tropas de ambos bandos había muchas más razones para confraternizar que para enfrentarse. No obstante, al final los soldados son soldados y los oficiales ordenaron retomar la guerra cuando terminase aquel 25 de diciembre.