Capitales artificiales: La utopía urbanística de Brasilia
Indonesia ha decidido cambiar su capital debido al cambio climático y Andrés Moraleda recuerda en la Cápsula del Tiempo de Por fin no es lunes el histórico cambio de capitalidad de Brasil en los años 60 a Brasilia.
El cambio climático amenaza a más de 400 ciudades de todo el mundo con una población total de 1.500 millones de personas. Así lo afirman diferentes estudios que indican que estas metrópolis corren un riesgo alto o extremo debido a la contaminación, la falta de agua, las catástrofes naturales o el aumento del nivel del mar. Una de estas urbes es Yakarta, capital de Indonesia, una megaciudad costera asolada por la polución, las inundaciones y las olas de calor. Por ello, el parlamento indonesio ha aprobado recientemente la construcción de una nueva capital en el interior del país, en la jungla de Borneo. Una ciudad artificial que se llamará Nusantara y que podrá dar cobijo a los más de 10 millones de habitantes de Yakarta. Y no es la primera vez que algo parecido ocurre en la historia, como recuerda Andrés Moraleda en la Cápsula del Tiempo de Por fin no es lunes a través de la historia de Brasilia.
Un proyecto, el del cambio de capitalidad brasileña, que venía ganando adeptos desde hacía siglos, pero que no fue hasta 1922, cuando se aprobó el mandato constitucional que dio luz verde a Brasilia. ¿Y por qué decidieron los brasileños cambiar de capital?
Pues no por un tema climático como los indonesios, sino por un motivo histórico. Durante la época colonial, los portugueses establecieron sus ciudades en la costa y así, primero Salvador de Bahía, y después Río de Janeiro, se convirtieron en las capitales de Brasil. Pero desde la independencia del país en 1822 se intentó romper con este pasado colonial a través de una nueva capital, que aunque fue proyectada en 1922, no se empezó a construir hasta el 1956 por la inestabilidad política, dictadura mediante.
Pero recuperada la democracia y con Juscelino Kubitscheck en el poder, el proyecto de Brasilia se hizo realidad.
Brasilia iba a ser el símbolo de la nueva Brasil, moderna y aperturista. Aunque se barajó aprovechar alguna ciudad existente, al final se decidió construir una nueva en la región de Goiás, en el centro del país. Y se la encargaron a los arquitectos Lúcio Costa y Oscar Niemeyer, dos auténticas estrellas de lo suyo. La idea era hacer una ciudad basada en cuatro funciones: Trabajo, Residencia, Descanso y Circulación. Es decir, una zona exclusivamente dedicada a las empresas, otra exclusivamente residencial y otra monumental y dedicada a las instituciones gubernamentales. Todo muy amplio y separado, en un plano con forma de avión. Es decir, con mucha autopista para conectarlo todo. Todo sonaba muy utópico, pero el sueño de Brasilia como ciudad planificada nunca se llegó a cumplir. Y es que tanto se planificó, que hasta pusieron una cifra de habitantes: 500.000. Y claro, entre esos habitantes no contaron con la gente que fue a construir la ciudad, unos 60.000 operarios que en 4 años levantaron la nueva capital de Brasil.
¿Se llegó a hacer realidad la utopía de Brasilia?
Los obreros se asentaron en Brasilia, pero no en la ciudad planificada, sino alrededor de ella, en favelas improvisadas. Eran conocidos despectivamente como ‘candangos’, una palabra que se utiliza actualmente de manera natural para referirse a los habitantes de Brasilia, que se convirtió oficialmente en la capital de Brasil el 21 de abril de 1960.
Y aunque en los primeros años de vida de Brasilia se convirtió en un lugar de peregrinaje para curiosos y amantes del urbanismo, y a pesar de que en 1987 fue declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad, la ciudad nunca se convirtió en el símbolo de Brasil que quiso ser. Vamos, todavía hoy sigue siendo Río de Janeiro la ciudad más icónica del país.
Hoy Brasilia es la tercera ciudad del país por población, con algo más de 3 millones de habitantes, sigue siendo la sede del gobierno y capital federal de Brasil, pero ¿queda algo del utópico proyecto de Lúcio Costa y Oscar Niemeyer? ¿Cómo es actualmente Brasilia? Nos lo cuenta en la Cápsula del Tiempo José Vicente Marín, un español que lleva 20 años en la capital brasileña.