Las patatas que se van por las ramas
Mario Viciosa nos trae a Por Fin no es Lunes la historia de las patatas que crecen en ramas en el Centro Nacional de Biotecnología en Madrid.
El dinero no crece en los árboles. Seguro que más de uno ha usado esta expresión con sus hijos o con amigos pedigüeños. Igual que las patatas no brotan en ramas. Este tubérculo es uno de los manjares que ocultaba la tierra a los ojos de los europeos, hasta que en el siglo XVI los vieron cultivar entre los incas. Durante años, se consideró una planta ornamental, hasta que a alguien le dio por comer ese tubérculo cocinado, salvando a buena parte del continente del hambre. Todo habría sido muy distinto y más rápido si las patatas creciesen en rama. Que es justo lo que pasó de repente en un laboratorio de experimentación genética de Madrid.
En la planta baja del Centro Nacional de Biotecnología hay unos invernaderos con distintos cultivos experimentales transgénicos y mutantes.
Un día, en esos invernaderos, estaban trabajando con unas patateras mutadas, modificadas genéticamente, y se encontraron con que en varias matas estaban saliendo patatas aéreas. La cuestión es que la mutación introducida no tenía nada que ver con el tubérculo en sí. La idea era ver si salían patateras con más ramas.
La científica Pilar Cubas, en su paseo por el invernadero, empezó a ver unas protuberancias que emergían de los nudos de algunas de esas matas. Las protuberancias seguían creciendo y creciendo y ya no había duda: eran patatas. Pequeñas, oscuras, brillantes... pero patatas. Patatas sin tierra. Patatas relucientes en rama.