El gobierno puede hablar la lengua de los ángeles. Si no tiene credibilidad, como si nada. Ni la oposición, ni los partidos del frankestein se creen una palabra de la supuesta preocupación gubernamental por facilitar viviendas a los que lo necesitan, por avalar a los jóvenes en el acceso a una hipoteca o por proporcionarles viajes económicos en interrail (que los extremeños, por cierto, con que funcionara el tren se conformarían). Todos y cada uno coinciden en el electoralismo que la población ya ha detectado hace tiempo. Hoy patronal y sindicatos lo han explicitado aún más claramente en Onda Cero, que no, que la paz social, que el diálogo social no es una medalla que se pueda colgar ni el presidente ni Yolanda Díaz y que es un éxito solo de los agentes sociales.