Territorio Negro: La venganza de las mujeres de los malos
Luis Rendueles y Manu Marlasca comentan algunos de los casos de mujeres, novias o amantes de delincuentes y asesinos que han acabado denunciando sus crímenes ante la Policía.
Las mujeres siempre han sido minoría en el mundo de la delincuencia. También en el de la policía, aunque todo eso va cambiando poco a poco. Lo que sí hemos visto ya en unas cuantas ocasiones, y por ahí va el Territorio Negro de hoy, son historias de esposas, amantes, novias despechadas de los malos, a los que ellas hicieron caer con todo el equipo.
El caso de Lady Gucci
Uno de los casos más sonados fue el que ocurrió en Italia, a mediados de los noventa del siglo pasado, cuando una mujer, Patrizia Reggiani, se lleva por delante, en el sentido más literal, a uno de los hombres más poderosos del país en ese momento: a su ex marido, Maurizio. He dicho Patrizia Reggiani, pero todo se entiende mejor si digo su apellido de casada: Patrizia Gucci. O sea, la esposa del dueño del gran imperio del lujo.
Mauricio decidió divorciarse de Patrizia en 1985. Ella, a la que llamaban Lady Gucci, no se resignaba y diez años después ordenó el asesinato de su ex marido. Un hombre disparó al directivo de la marca y lo mató el 27 de marzo de 1995. La investigación permitió descubrir que Patrizia, Lady Gucci, no aceptaba el divorcio y tener que llevar un estilo de vida menos lujoso. Se desahogaba con su vidente personal y ésta le puso en contacto con un portero. Había que matar a Gucci y el portero eligió a dos personajes que fueron eficaces, pero que no andaban sobrados de luces. Es el problema de las subcontratas en muchos sectores, también en el crimen: se va perdiendo profesionalidad.
Dos años después del crimen, uno de estos sicarios tuvo la brillante idea de contarle a un conocido todos los detalles de la operación, y éste dio el chivatazo a la policía. Patrizia Gucci fue detenida y condenada a 29 años de cárcel. Salió en libertad bastante antes y hasta se quejó de que tenía que vestir ropa de Zara en su nueva vida. Lady Gucci era todo un personaje: rechazó salir en tercer grado, el régimen que te permite ir a dormir a prisión si durante el día tienes un trabajo, porque, dijo, "no he trabajado en toda mi vida, así que no voy a hacerlo ahora".
Hay un documental sobre ella y varios proyectos para llevar su historia a alguna serie. Y Ridley Scott hizo dos o tres años una película sobre este caso, La Casa Gucci, que se puede ver en alguna plataforma de streaming. Por cierto, con Lady Gaga interpretando a Lady Gucci. Un apunte más que define un poco a esta mujer: el día en que los sicarios que contraró mataron a su marido, Patrizia escribió en su diario, eso sí, en griego, la palabra “Paraíso”. Es decir: paradeisos.
¿La Lady Gucci española?
En España ha habido escándalos financieros con mujeres y amantes de banqueros, pero la sangre no llegó al río. Sí ha habido casos en los que alguna pareja de alguien poderoso y supuestamente corrupto se sintió maltratada y acabó desahogándose con la policía.
Victoria Álvarez, Vicky, quien fuera amante del hijo mayor de Jordi Pujol Ferrusola, es quizá el mejor ejemplo. Ella, que no estaba muy conforme con el modo en que la trataba Pujol, fue la primera en hablar de los viajes que Pujol Junior hacía Andorra cargado hasta las trancas de billetes de quinientos euros.
Mayte Zaldívar, Julián Muñoz y las bolsas de basura con dinero
Quizás el caso más artístico, más cañí, de esposa digamos despechada, es uno que ocupó horas y horas de televisión hace veinte años. Es Mayte Zaldívar contando en un programa de televisión algo que acabó por llevarla también a ella a prisión.
El Caso Malaya. Con epicentro en Marbella y con un triángulo que forman la propia Mayte Zaldívar, su marido -el primero concejal y luego alcalde Julián Muñoz- y la cantante Isabel Pantoja. Después de la infidelidad de su marido, Zaldívar fue la que habló en horario de máxima audiencia de las famosas bolsas de basura con dinero que entraban en su casa. De aquella investigación queda una frase que parece del cine negro. Cuando Julián Muñoz le dijo a su mujer que iba a traicionar a Jesús Gil y convertirse en alcalde de Marbella, Zaldívar le advirtió: “no muerdas la mano que te da de comer”.
La historia de los Miami
En España hemos tenido más casos que no han salido en los programas del corazón, pero que sí han inspirado series de ficción. Por ejemplo, El Inmortal, la serie de Movistar que cuenta -un poco libremente- la historia de Los Miami, un grupo criminal que controló la noche madrileña y buena parte del tráfico de drogas en España y que cayó definitivamente por otra mujer. Una mujer maltratada, en este caso.
La policía española ya les había dado varios golpes, pero el definitivo fue el que le dio su mujer al jefe de Los Miami, Álvaro López Tardón, que entonces se había ido a vivir a Estados Unidos. Álvaro golpeaba con cierta frecuencia a su mujer. Hasta que ella llamó a la policía de Florida y lo detuvieron.
Con él ya arrestado, la mujer decidió contar algunas cosas que había visto y escuchado: por ejemplo, dijo que Álvaro estaba muy nervioso porque en España habían detenido a la principal distribuidora de la cocaína que él introducía en Europa, Ana Cameno. Incluso condujo a la policía a un zulo donde Los Miami tenían casi veinte millones de euros en billetes envasados al vacío. Álvaro López Tardón fue condenado en Estados Unidos a 150 años de cárcel. Es la mitad de los millones de euros, unos 300 millones, que se calcula que había ingresado con el narcotráfico y algunos negocios más o menos legales para blanquear esa fortuna.
¿Es habitual que un grupo criminal sea delatado por sus mujeres?
Hay algunas investigaciones contra el narcotráfico que se iniciaron o se apoyaron en las declaraciones, a veces anónimas, de algunas mujeres de los narcos, enfadadas porque sus maridos pasaban demasiado tiempo con algunas chicas más jóvenes y más llamativas.
Ya sabemos la gracia y el ingenio que se gastan en la provincia de Cádiz. Y allí, a las amantes jóvenes de algunos capos del hachís de La Línea y Algeciras les llaman Las Kardashian, como las hermanas mediáticas. Les pusieron ese mote digamos global porque todas están operadas de lo que llaman la triple. Es decir: cara, culo y pechos.
Casos de delincuentes comunes inculpados o denunciados por sus parejas
Los hay, desde luego. Quizá el caso más famoso sea el de Tony Alexander King, al que en su país llamaban el estrangulador de Holloway y que se había escondido en la Costa del Sol. King, o acordaréis, mató a Rocío Wanninkhof en Mijas (por ese crimen se condenó a Dolores Vázquez) y a otra chica, Sonia Carabantes, en Coín.
La pareja de King, una mujer española llamada Cecilia, contó a los investigadores que su marido había llegado muy tarde esa noche y que se había duchado. Había algo que parecía sangre en su ropa. Fue el principio del fin para King, que fue condenado por los dos asesinatos y sigue en la cárcel.
Los crímenes de Valdepeñas
Y un poco en esa línea tenemos el caso de los crímenes de Valdepeñas, donde asesinaron a dos chicas y un chico,. Aquel parecía un crimen perfecto, pero se resolvió también gracias al testimonio de una mujer maltratada. Hay que remontarse al año 1993, Ángel Ibáñez y Sara Dotor eran dos jóvenes que estaban tranquilamente en un banco de un parque de esa ciudad, de Valdepeñas. Un tipo los mató y a ella la violó. Cinco años después, alguien secuestró a Rosana Maroto, otra chica joven del pueblo.
MANU.- Poco después, con Rosana todavía desaparecida, una mujer del pueblo, Yolanda, acudió a la Guardia Civil para denunciar por malos tratos a su marido, Gustavo Romero, un tipo pendenciero que había trabajado como cocinero en un local de alterne. Yolanda contó además que su marido era el asesino de aquella pareja de novios, en 1993. Fue detenido y acabó confesando el secuestro de Rosana Maroto y llevó a la Policía hasta el pozo donde había tirado el cadáver de la chica.
La relación entre ser un maltratador y un asesino
Hasta cierto punto no es raro que existan este tipo de conexiones entre asesinos y maltratadores… Es decir, el que es violento lo es generalmente dentro y fuera de casa.
Eso es tal cual. Hace muchos años, después de los atentados del 11M en Madrid, un policía nos dijo que tenían que prestar mucha más atención a las denuncias de mujeres maltratadas, especialmente las vinculadas con islamistas. Hay un hilo ahí que puede conectar a maltratadores domésticos con posibles violadores e incluso terroristas. De hecho, se refería a que antes de los atentados de Madrid, la esposa de uno de los islamistas había acudido a denunciar a su marido por malos tratos.
La mujer entregó incluso videos de una obra de teatro en la que su marido y sus amigos degollaban infieles. También contó que su marido hablaba de hacer un gran atentado, entonces se refería a volar las torres KIO o el estadio Santiago Bernabéu.
Conviene cruzar y mirar con cariño las denuncias sobre malos tratos, porque pueden llevar a descubrir otros delitos. Pero en el crimen nada es matemático. También hay mujeres que han acudido a la policía buscando venganza con historias falsas. Son las menos, pero ha ocurrido.
Por ejemplo, cuando la policía buscaba al asesino de Beatriz Agredano, una chica de Madrid, una mujer llamó al padre de la víctima y luego a la policía y les contó que su marido había llegado a casa con la ropa llena de sangre y una foto de Beatriz. Todo era falso. El hombre, infiel, había olvidado o había preferido olvidar el cumpleaños de su esposa y se había ido de juerga. Ella decidió hacérselo pagar.