Gabriel Morales y Mendigutía
El coronel Morales negoció con Abd-el-Krim para lograr el fin de los ataques y evitar el Desastre de Annual, pero fue imposible debido a la decisión del general Silvestre de conquistar el Rif central a toda costa.
Gabriel Morales y Mendigutía nació el 12 de diciembre de 1866 en Sancti Espíritu, Cuba. Era hijo del coronel de infantería José Morales y Montero Espinosa y Ana Mendigutía Navarro. A los 18 años ingresó en la Academia de Estado Mayor, de la que salió con el empleo de teniente en 1889.
En 1899, ya como capitán y tras un par de años en Cuba, de donde regresó con tres Cruces Rojas del Mérito Militar y una reputación de oficial sensato y reflexivo, fue destinado a Melilla como comandante y ayudante de campo de José Marina Vega, comandante general de Melilla. Participó muy activamente en la campaña de 1909, resultando ileso en la triste acción del Barranco del Lobo, pese a perder su cabalgadura. Tras ese episodio, fue ascendido a coronel por méritos de guerra. En esa época, entabló amistad con Mohamed ben Abd-el-Krim, que desde 1908 prestaba servicios como secretario de Asuntos Indígenas.
En 1919 fue ascendido a coronel y destinado a la Comandancia General de Melilla como jefe de la Oficina Central de Asuntos Indígenas y jefe de las Tropas de Policía Indígena. En su afán por conocer en profundidad al pueblo rifeño, encargó a los interventores que le informaran, en los llamados Cuestionarios de Cabilas, de aspectos sociológicos y antropológicos de las distintas tribus.
Morales fue un hombre ilustrado y apasionado por la cultura árabe. Era miembro de la Real Academia de la Historia y escribió varias obras relacionadas con la historia de Melilla. Además, sabía hablar francés, inglés, amazige -una lengua variante bereber- y árabe.
El coronel Morales era partidario de afianzar las relaciones españolas con los rifeños a través de una política pacífica y de mutuo respeto. Sin embargo, como buen militar, obedeció disciplinadamente las órdenes de su superior, el comandante general Fernández Silvestre, que desde mayo de 1920 impuso su deseo de avanzar rápidamente hasta la bahía de Alhucemas, pese a sus advertencias e informes.
Durante la primavera de 1921, incluso después de la ocupación y pérdida de Abarrán, Morales negoció con Abd-el-Krim para lograr el fin de los ataques. Estas negociaciones siempre tuvieron el visto bueno del general Silvestre. Tanto Morales como Abd-el-Krim querían llegar a un acuerdo, pero fue imposible debido a la firme resolución de Silvestre de conquistar el Rif central a toda costa.
Murió el 22 de julio de 1921 en el desfiladero de Izummar, tras el caótico abandono del campamento de Annual. Su cadáver quedó en poder de los harqueños, pero Abd-el-Krim ordenó que lo cuidaran y trasladaran a Axdir. Por respeto a su buen amigo Morales, el caudillo rifeño envió emisarios a la isla de Alhucemas para ofrecer la entrega de su cadáver.
En la tarde del 5 de agosto de 1921, marineros españoles recogieron el cuerpo del coronel Morales en la playa de Sidi Dris y lo subieron a bordo del cañonero Laya, que lo trasladó a Melilla. En el Panteón de los Héroes del cementerio de Melilla están los restos de este destacado militar español.