Los mejores momentos del especial de Carlos Alsina en la residencia de Villaviciosa de Odón
Un año después desde el inicio de la pandemia, en Más de uno hemos hecho un programa especial desde la residencia de mayores de Villaviciosa de Odón para ver cómo sus residentes recuperan su vida normal tras recibir la vacuna.
Un año después desde el inicio de la pandemia, el equipo de Más de uno hemos viajado hasta la residencia de mayores de Villaviciosa de Odón para hacer un programa especial en el que los residentes, trabajadores y familiares nos han contado cómo poco a poco van recuperando la normalidad tras recibir la vacuna. Hace apenas un año las residencias eran el mayor foco de contagio de la Covid-19 en nuestro país. Gracias a las diferentes vacunas, nuestros mayores van recuperando esa vida que dejaron atrás; primero, porque tuvieron que confinarse durante meses en sus habitaciones, y después, porque no han podido salir de sus residencias hasta ahora.
Antonio Peralta: "Mi mujer y yo estábamos encerrados y se te hacían los días eternos"
Empezamos el recorrido hablando con Antonio Peralta, el residente más madrugador del centro de ancianos, durante su paseo matutino por el jardín. Antonio nos cuenta que lo que más ha echado de menos ha sido poder salir a la calle y ver a la familia, además de hacer cosas fuera. Comenta que le gusta mucho hacer deporte y que ahora, gracias a la vacunación, puede volver a jugar al golf en un campo rústico que hay en Pozuelo, con otras personas mayores. "Lo pasamos muy bien, hacemos ejercicio, no nos cuesta dinero y evitamos hablar de política, religión y fútbol, así que no hay discusiones", bromea.
Para Antonio, lo peor de la pandemia fue estar alejado de sus hijos y tener que hablar con ellos por teléfono: "Mi mujer y yo estábamos encerrados y se te hacían los días eternos". Sin embargo, se siente afortunado porque tanto él como su mujer tuvieron la suerte de no tener el coronavirus durante todo este tiempo.
María Jesús Abella, directora de la residencia: "Ha sido un año lleno de ansiedad, pero comenzamos a hacer vida normal"
Continuamos el programa hablando con María Jesús Abella, que lleva diez años como directora de la residencia de mayores de Villaviciosa de Odón y se jubila dentro de dos días al cumplir 63 años. Tras un año “malísimo, lleno de incertidumbres y ansiedad”, María Jesús cuenta que se marcha “muy orgullosa de cómo han salido las cosas” porque en todo momento ha contado con la ayuda de un buen equipo de trabajo.
Con la llegada de las vacunas, María Jesús explica que están comenzando a “hacer una vida un poco normal dentro de las limitaciones que tenemos todos”. El centro de día que hay dentro de la residencia de Villaviciosa ya está funcionando, los residentes pueden ir al pueblo y también está funcionando el servicio de fisioterapia, algo muy importante para los mayores después de tantos meses de inmovilismo.
Charo González, trabajadora social: "Decir a las familias que pueden ver a sus familiares ha sido una alegría"
Charo González lleva 19 años trabajando en este centro como trabajadora social, por lo que ella es la conexión entre las familias y los residentes. Cuenta que lo mejor de las vacunas ha sido poder anunciar a los residentes “que ya podían salir, a mantener sus relaciones sociales y a iniciar la normalidad poco a poco”. Los mayores recibían la noticia con ilusión y muchas preguntas, pero “comunicarlo a las familias ha sido toda una alegría”, explica Charo, quien ve el futuro con esperanza.
Lola Sabio: "Venirme a la residencia es lo mejor que he hecho en mi vida"
Junto con María Jesús Abella, directora de la residencia, hemos ido a visitar a unos residentes que, a estas horas de la mañana, se encuentran desayunando. Hablamos con Lola Sabio, una residente de 95 años, que asegura que la decisión de irse a vivir a una residencia fue lo mejor que ha podido hacer en su vida. Nos cuenta que la residencia es maravillosa en todos los aspectos, que sale bastante al jardín cuando hace un buen día porque le viene muy bien para las piernas y que todas las personas son muy cariñosas y atentas. "Este es el último caminito de mi vida y aquí terminará si Dios quiere", añade.
Respecto a la vuelta a la normalidad, explica que la vacuna le ha permitido volver a ver a su familia, a la que llevaba prácticamente un año sin ver y que eso le ha hecho muy feliz. "El miércoles vino mi nuera y me dio una alegría tremenda porque la quiero como si fuera mi hija", concluye.
Julia Herreros, el primer día que pudo salir se fue en coche a ver el Cristo de Medinaceli
También charlamos con Julia Herreros, una residente de 81 años, que decidió irse a vivir a una residencia después de que a su marido le diagnosticaran Parkison. Cuenta que la vacuna le ha permitido volver a hacer cosas que hacía habitualmente antes de la pandemia, como coger el coche. "Soy un poco independiente y, como tengo coche, me voy por ahí. El primer día que salimos de aquí me fui en coche a ver el Cristo de Medinaceli por una promesa que le hice a mi hijo", asegura.
Confiesa que lo pasó muy mal durante el encerramiento, pues no podía ver a nadie y era algo muy incómodo: "Tengo una amiga muy buena aquí, somos como hermanas, y para poder comunicarnos teníamos que hacerlo por teléfono", concluye.
Juan Granados, vive feliz porque la residencia está rodeada de campo
Además, conversamos con Juan Granados, uno de los más jóvenes de la residencia con 68 años, que está encantado en la residencia porque está rodeado de campo. Es vecino de Manzanares, un pueblo de Ciudad Real, y le gusta hacer ejercicio yendo andando al pueblo, es algo que hacía antes de la pandemia, aunque planea retomarlo. Confiesa que allí le llaman "la liebre" porque es muy rápido.
Sergio Moreno, terapeuta: "Tras meses confinados en sus habitaciones, muchos residentes eran incapaces de andar"
La siguiente visita es en la sala de terapia ocupacional donde hablamos con Sergio Moreno, terapeuta ocupacional que lleva dos años trabajando en la residencia de Villaviciosa de Odón. Con su trabajo, nos cuenta, intentan abordar las dificultades físicas, cognitivas, sensoriales o sociales de los residentes; “intentamos que las personas tengan la mayor autonomía posible”.
Tras meses confinados en sus habitaciones, las secuelas físicas por falta de movilidad han sido muy graves entre la mayoría de los residentes. En los peores momentos del confinamiento, explica Sergio, “intentamos subirles a las habitaciones tablas de ejercicios o les recomendábamos seguir algunos programas de televisión”. Sin embargo, con la desescalada, algunos residentes no eran capaces de volver a andar, por lo que tuvieron que realizar mucho trabajo de fisioterapia y terapia ocupacional.
Inmaculada Sánchez también es terapeuta ocupacional y lleva cuatro años trabajando en la residencia. A raíz del Covid, se encarga de trabajar en módulos burbuja de 6 o 10 personas y realiza juegos de memoria o bingos con cartones plastificados. Con la llegada de las vacunas “se nota mucho la diferencia de ánimo que tenían los residentes durante la pandemia a ahora, se les ve más felices”, nos cuenta.
Teresa Requeijo: "Poder ver a mi familia me alegra el día"
Junto a Sergio e Inmaculada nos encontramos con Teresa Requeijo, una residente de 79 años que lleva cuatro en la residencia. Lo que más le gusta de estar vacunada es recuperar su vida y tiempo con su familia, algo que le alegra el día. Teresa es muy aficionada a la lectura, ahora está leyendo un libro de Paul Preston y su próxima lectura será ‘Anatomía de un instante’ de Javier Cercas sobre el 23F, momento que recuerda como “espantoso”.
Juan Luis y Pepita, de 90 y 85 años: una historia de amor en la residencia
A sus 90 años, Juan Luis Freire decidió crear ‘La Gaceta de Odón’ , una revista bimensual de unas 30 páginas y en la que publica entrevistas a residentes y artículos. Juan Luis es viudo, pero en la residencia se ha enamorado de Pepita González de 85 años, quien a su pregunta de "¿quieres ser mi novia?" le respondió: “no, buenos amigos y nada más”, nos cuenta. Hace tres años Pepita y Juan Luis se hicieron pareja de hecho y realizaron un convite dentro de la residencia. Desde entonces, comparten habitación.
La normalidad ha llegado también al centro de día
El centro de día de la residencia de Villaviciosa de Odón también ha recuperado su actividad.Lola Aramendia, terapeuta ocupacional, lleva 30 años trabajando en la residencia y es la coordinadora del centro de día desde que se creó hace 16 años. El centro de día se cerró el 13 de marzo de 2020 y se reabrió el pasado mes de octubre.
Sin embargo, el centro no ha podido reanudar su actividad al completo, sino que lo ha hecho con el 50% del aforo y muchos de los usuarios se han quedado fuera. Lola explica que, por el momento, “están viniendo las personas más vulnerables, las que tienen más necesidades desde el punto de vista rehabilitador y más falta de atención en su casa”.
Juanjo es el hijo de Carmen, una mujer de 92 años que ha recuperado su plaza en el centro de día. Carmen confiesa que se aburría en casa y, por eso, ha cogido con mucha ilusión el poder volver al centro. Para Juanjo, el hecho de que su madre tenga plaza en el centro de día ha sido “una muy buena noticia” porque está muy buen atendida y acompañada.
Antonia Iglesias es una gallega de 91 años que dice que el centro de día “le da la vida”. Lo que más le gusta es hacer gimnasia y está encantada de estar activa, de salir a pasear y de lo bien que se come en el centro. Antonia nos explica que está “maravillada” con la vacuna porque gracias a ello ha podido volver al centro de día y disfrutar de los servicios que éste proporciona.
Rubén Díaz, conductor del minibús: "Ya no suben tantos residentes, tienen miedo"
Continuamos nuestro recorrido en el parking de la residencia, donde nos encontramos a Rubén Díaz, el conductor del minibús que hace el trayecto desde la residencia hasta el pueblo de Villaviciosa de Odón. Hace una semana, cuando completaron la vacunación de los residentes, recuperaron las salidas al pueblo. Sin embargo, Rubén nos cuenta que todavía “no suelen subir muchos, están un poco reacios porque tienen miedo”.
Además de bajarles al pueblo, Rubén les lleva al médico, al banco si necesitan hacer gestiones y les ayuda a trasladarse si tienen problemas de movilidad. Durante el confinamiento incluso les acompañaba en alguna consulta médica y les hacía encargos, compraba a los residentes cosas que ellos no podían conseguir.
Miguel Ángel Cáceres es uno de los residentes que se sube con nosotros al autobús y en la residencia le conocen como “el cineasta” porque es el encargado de proyectar las películas en la residencia. Para la película de ayer eligió ‘Mientras dure la guerra’ y hoy baja al pueblo a buscar una película para poner el siguiente fin de semana.
Mari Ángelessuele bajar al pueblo para comprar tabaco y a hacer recados de otras residentes que no pueden bajar. Mari Ángeles cuenta que antes de la pandemia salía todos los fines de semana a casa de una de mis hijas, pero aunque ahora está vacunada, “no voy tanto porque ella tiene unas niñas pequeñas y prefiero prevenir los riesgos”, dice. Cuando hace una semana se volvió a restablecer el servicio del autobús, Mari Ángeles llamó a todos sus hijos diciéndoles: “¡Me han dado la libertad!”, bromeaba.
Pilar Guerra, vecina: "Todos tenemos la obligación de ponernos la vacuna"
El autobús nos ha dejado en una de las calles principales de Villaviciosa, concretamente en la terraza de una cafetería donde hemos hablado con Pilar Guerra, vecina del pueblo desde hace 9 años. Pilar nos cuenta ya está vacunada de la primera dosis: “creo que todos tenemos la obligación de ponérnosla, yo estuve encantada”. Durante la pandemia ha intentado mantenerse activa haciendo actividades y llamando a sus seres queridos por teléfono porque siempre quiere animar a la gente.
A sus 86 años Pilar ve el futuro con optimismo e ilusión: “hay que poner todos los medios para que esto funcione”. Además, añade que, en cuanto pueda va a retomar los viajes que siempre le gusta hacer y sobre todo, irá a visitar a su hermana que vive en Salamanca y lleva cinco meses sin verla.
Su tocaya Pilar de 82 años, nos explica que lo que más echa en falta es hacer pilates y sevillanas. Pilar llevaba un año sin pisar el pueblo y confiesa que “este invierno ha sido muy duro, sin poder hacer todas las actividades, ni hablar con otras personas que no sean mi marido y mis dos hijos”. Su marido, Enrique, nos cuenta que lo que más echa de menos es comer todos los viernes con sus compañeros de trabajo.
Manolo y Enrique son dos hermanos que también están en el bar. Ninguno de los dos está vacunado, aunque Enrique pasó el Covid de manera asintomática. Los dos están deseando que les pongan la vacuna: “antes queríamos que se vacunasen primero los políticos, pero ahora preferimos que nos la pongan ya”, bromean.
Juan baja a comprar lotería desde que lo vacunaron
La siguiente parada es la administración de lotería del pueblo con Juan, uno de los residentes de la Residencia de Mayores Villaviciosa de Odón, que ya está vacunado y, desde entonces, baja todas las semanas a comprar la lotería. Mar, dependienta de la administración, nos cuenta que Juan, "desde que le han vacunado, viene siempre que puede a vernos", explica, y añade que compra lo justo para que le toque, aunque todavía no ha tenido suerte.
Sobre lo que hará si le toca algún premio, Juan afirma que se llevará a Mar a las Islas Mauricio y asegura tenerlo todo estudiado para ir. "Vale 12.000 euros estar allí 12 días, ahora solo nos falta el dinero", bromea.