María Jesús Abella, directora de la residencia: "Ha sido un año lleno de ansiedad, pero comenzamos a hacer vida normal"
En Más de uno hacemos el programa desde la residencia de mayores de Villaviciosa de Odón para ver cómo un año después sus residentes recuperan su día a día tras recibir la vacuna.
María Jesús Abella lleva diez años como directora de la residencia de mayores de Villaviciosa de Odón, un centro que cuenta con 202 residentes, de los cuales la mitad tienen algún tipo de dependencia.
Antes de la pandemia, los residentes válidos hacían una vida completamente normal: salían a pasear, iban a comer con sus familias, se iban de vacaciones, etc. El confinamiento supuso para los residentes más autónomos algo “bastante trágico”, cuenta la directora.
Con la llegada de las vacunas, María Jesús explica que están comenzando a “hacer una vida un poco normal dentro de las limitaciones que tenemos todos”. El centro de día que hay dentro de la residencia de Villaviciosa ya está funcionando, los residentes pueden ir al pueblo y también está funcionando el servicio de fisioterapia, algo muy importante para los mayores después de tantos meses de inmovilismo.
El especial de Más de uno en la residencia coincide con el penúltimo día de María Jesús como directora. El miércoles cumple 63 años y se despide de su puesto. Tras un año “malísimo, lleno de incertidumbres y ansiedad”, María Jesús cuenta que se marcha “muy orgullosa de cómo han salido las cosas” porque en todo momento ha contado con la ayuda de un buen equipo de trabajo.
Debido a los contagios, en la residencia tenían que cambiar a menudo a los residentes de habitación, “lo que supone un gran trauma para ellos porque esto es su casa”, explica la directora. Sin embargo, María Jesús reitera que en los momentos más duros todo el equipo ha trabajado unido y se han comportado como iguales.
Charo González, trabajadora social: "Decir a las familias que pueden ver a sus familiares ha sido una alegría"
Charo González es una de las trabajadoras sociales de la residencia que lleva 19 años trabajando en este centro. Como trabajadora social, es la conexión entre las familias y los residentes, y nos cuenta que el último año “ha sido un infierno”.
Para Charo, lo mejor de las vacunas ha sido poder anunciar a los residentes “que ya podían salir, a mantener sus relaciones sociales y a iniciar la normalidad poco a poco”. Los mayores recibían la noticia con ilusión y muchas preguntas, pero “comunicarlo a las familias ha sido toda una alegría”, explica Charo, quien ve el futuro con esperanza.