Día de la Mujer: historias de mujeres que comparten reivindicaciones
En el Día Internacional de la Mujer, nos acercamos hasta el madrileño barrio de Lavapiés para charlar con mujeres de distintas edades, nacionalidades, orígenes y religiones que, a pesar de sus diferencias, comparten historias y motivos por los que reivindicar la igualdad.
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La Real Fábrica de Tabacos, en la plaza de Embajadores de Madrid -que sigue en pie pero ahora con otros usos culturales-, es parte fundamental de la historia de España en lo que se refiere a la mujer y al trabajo. La llamada 'Tabacalera' fue la mayor industria feminizada de España a principios del siglo XIX, hace más de 200 años.
Este tipo de industrias comenzaron a contratar a las mujeres porque ellas eran mucho más hábiles y más rápidas a la hora de liar los cigarros. Además, por el mismo trabajo les pagaban mucho menos que a sus compañeros varones, por lo que la ventaja era doble.
Huelgas y protestas para fumar en el trabajo igual que los hombres
En la puerta de la Fábrica de Tabacos de Madrid, charlamos con Elena González y María García, de 66 y 65 años respectivamente, dos cigarreras que trabajaban en este lugar y quienes recuerdan algunas discriminaciones que sufrían con respecto a los hombres.
Al trabajar con tabaco inflamable, se presumía que no estaba permitido fumar dentro de la Tabacalera, pero los hombres sí lo hacían. Las mujeres, que lo tenían prohibido, se iban a los lavabos a fumar a escondidas. En una ocasión, un ingeniero pilló a una compañera fumando y como ella se negó a tirar el cigarro, fue castigada y expedientada en el trabajo.
En protesta, hicimos paros y cuando entraban los ingenieros todas las mujeres nos poníamos a fumar
"En protesta, hicimos paros, y cada vez que entraban los ingenieros y jefes de talleres, todas las mujeres nos poníamos a fumar", recuerdan Elena y María, quienes también se enfrentaron a algún jefe que les pidió que dejase de fumar, "le dije que lo tiraría (el cigarro) cuando lo tirase él".
Las cigarreras siempre han tenido una tradición reivindicativa en Madrid, pero a lo largo de los años sus protestas fueron cambiando igual que lo hacía la sociedad. La bisabuela de María, también fue cigarrera, pero como tuvo trece hijos "no tenía mucho tiempo de reivindicar". Sin embargo, su marido sí era luchador y estaba afiliado a la CNT.
Empezar de cero en las reivindicaciones feministas
Volviendo a las reivindicaciones feministas del 2023, María y Elena admiten que todavía falta mucho por hacer, pero reconocen que ellas tuvieron que empezar de cero. "Mi padre tuvo que ponerme la cartilla (del banco) a su nombre", dice María, quien recuerda que las mujeres menores tampoco podían firmar contratos a su nombre.
"Nos aplicaban la ley de los subnormales, una ley por la que las mujeres no teníamos derecho a nada", explican. Ahora, ambas entienden que las jóvenes protesten y que quieran "más que igualdad", e insisten en la importancia de seguir luchando para no perder ningún tipo de derecho ya adquirido.
'Confecciones Mary', una tienda "de toda la vida" en el barrio de Lavapiés
En la calle Tribulete se sitúa 'Confecciones Mary' también conocida por las vecinas del barrio como "la tienda de la Mary". Allí acudían María y Elena a menudo a comprar todo tipo de ropa interior cuando trabajaban de cigarreras en la Tabacalera: "como nos duchábamos todos los días en la fábrica, si se nos olvidaban, veníamos aquí a comprarlas", recuerdan.
Dentro, Mary despacha a sus clientas desde hace 40 años y comparte negocio con su marido, quien cambió su trabajo para irse con ella.
Lo más importante es la empatía con los clientes; que no te vean como una persona de tienda, sino como un amigo
Para que un comercio en un barrio como Lavapiés funcione, lo más importante es la empatía con los clientes, "que no te vean como una persona de tienda, sino como un amigo", explica Mary. Esto se ha visto incrementado a partir de la pandemia, cuando el primer día que abrieron la tienda, sus clientes de siempre se acercaban a saludarles y felicitarles por su regreso.
Lavapiés "ya no es un barrio de familias asentadas", sino de "gente cambiante", dice ella, mientras asegura que el barrio echa mucho de menos a las tabacaleras, "el alma del barrio".
Loli Criez es una de sus empleadas y lleva con ella "toda la vida", desde que nació el hijo de Mary. Para Loli la tienda de Mary es "como su segunda casa". También trabaja en la tienda Isabel Zambrano, empleada ecuatoriana que lleva cinco años en España.
"Educar a las niñas en darse a valer"
Sobre las diferencias de la situación de las mujeres en España con respecto a su país de origen, Isabel asegura que no ha notado mucha diferencia y en su casa nunca ha habido machismo, sus hermanos "ayudaban todos por igual".
De los asuntos pendientes para alcanzar una igualdad real, Mary considera de vital importancia "empezar a educar a las niñas desde pequeñas en que tienen que darse a valer y en no fijarse en el niño malo".
Acabar con la desigualdad en el empleo
Frente al Mercado de San Fernando, en el barrio de Lavapiés, nos encontramos con Bruna Simoes, brasileña y gerente de una floristería del barrio (‘San Jorge’, en la calle Embajadores).
En Brasil ya era empresaria; tenía una zapatería e incluso su propia marca de calzado. Sin embargo, tuvo que cerrar porque, acostumbrada a "fiar" a sus clientes, no pudo hacer frente a sus deudas y se arruinó. Decidió empezar de nuevo en España, en el barrio de Lavapiés, y ahora se siente "madrileña del barrio de Lavapiés de corazón".
En el trabajo le ayuda su marido, que es jardinero y del que se enamoró rápidamente. “Al mes de llegar me enamoré, me casé y aquí sigo”, cuenta Bruna. Ahora, la suya es una empresa familiar que no para de crecer.
Para Bruna, en el tema de la igualdad "todavía queda mucho trabajo por hacer". Por ejemplo, a la hora de conseguir un trabajo, donde a menudo se prioriza al hombre por encima de la mujer, independientemente de su formación.
Sin embargo, asegura que Brasil y España son países muy parecidos, por lo que no ha notado gran diferencia al respecto del machismo.
"El machismo es igual en cualquier lugar del mundo"
Dentro del Mercado de San Fernando nos reunimos con un grupo de mujeres muy heterogéneo. Aquí se mezclan nacionalidades, culturas y religiones, pero todas comparten motivos por los que reivindicar sus derechos y libertades.
Vicky, de Costa de Marfil, lleva 12 años en España y cuenta que cuando llegó a nuestro país vio algunas diferencias con respecto a su país. Aquí, los hombres cocinan, pero en Costa de Marfil, excepto algunos casos, "un padre no puede entrar en la cocina". Esto, insiste, es una ventaja: "la mujer que llega a casa cansada de trabajar, su marido ha hecho algo". Sin embargo, considera que "el machismo es igual en cualquier lugar del mundo", y opina que puede ser algo genético.
El machismo no tiene ni religión, ni raza, ni color
Doha, española de origen Egipcio, piensa que "el machismo no tiene ni religión, ni raza, ni color", sino que es "un fenómeno que existe en todos los países del mundo", pero de formas diferentes según la cultura. En España las mujeres no cobran igual que los hombre en el mismo trabajo. En Egipto, por su parte, hay un machismo de otras formas.
Al llevar velo, Doha critica que la gente que no le conoce piensa que es una persona muy sumisa, "pero se les cae el mito cuando me conocen", porque, según admite, es muy guerrera e inconformista, una personalidad que en un país como Egipto "no me iría muy bien".
Gloria, nació en Paraguay y lleva 14 años en España donde trabaja como empleada del hogar. En su opinión, el machismo tiene su raíz desde pequeños; "nos inculcaron que el gobernante tiene que ser varón", por lo que en su país -igual que en España- todavía no ha habido una presidenta de la República. "En España las mujeres reivindicamos la igualdad y eso lo tratamos de transmitir en nuestro país", explica sobre la labor que hace en su asociación, con la que hoy acudirá a las manifestaciones por el 8M.
En España las mujeres reivindicamos la igualdad y eso lo tratamos de transmitir en nuestro país
Belén y Luisa, son madrileñas de etnia gitana, y critican los estereotipos que hay entorno a las familias gitanas. "Al gitano siempre le catalogan como el machista, pero en mi caso no es así, yo soy la que llevo el dinero", dice Luisa sobre la igualdad que tanto ella como su marido tratan de inculcar a sus hijos en casa.
Sobre lo que queda por hacer a favor de la igualdad real en España, todas están de acuerdo en que la educación es el principal ámbito, pues "el machismo comienza desde muy pequeños". Asimismo, Doha insiste en la importancia de "tener leyes que protejan tanto al hombre como a la mujer".
¿Cómo de importante es el 8M?
Por último, reunimos a varias mujeres de distintas edades en la biblioteca del IES Cervantes, situado en la glorieta de Embajadores, en Madrid, a quienes les preguntamos sobre el significado del 8M para ellas.
Para Maia Pérez, estudiante de 15 años, el día de hoy es una forma de reivindicar "todo lo que han hecho las mujeres a través de la historia y les da una voz cuando ellas no la tenían".
Por su parte, Inés Álvaro estudiante de 2º de Bachillerato que sueña con ser científica, es muy importante "reivindicar que estamos aquí gracias a todas las que nos han traído hasta aquí". Cuando está en clase, es consciente de que está allí "gracias a ellas".
Para Inés, que le interesa la biología, una de sus referentes es Jane Goodall, que trabajó con los chimpancés en Tanzania, "es una mujer poderosísima y un ejemplo".
Tenemos que seguir trabajando y transmitir este día al resto del mundo
Marta de la Cruz, por su parte, reconoce que también ha tenido que pelear por lo suyo. Para ella, el 8 de marzo significa que "tenemos que seguir trabajando" y transmitir este día al resto del mundo. "Para que las mujeres podamos estudiar, trabajar y perseguir nuestros sueños en todas partes", dice refiriéndose a la lucha feminista en todo el mundo, independientemente de la suerte que una mujer tenga de nacer en un país u otro.
María, de 82 años y víctima de violencia machista, es consciente de lo mucho que ha evolucionado la sociedad desde que ella era joven. Ahora entiende las reivindicaciones de las jóvenes, pero considera que habría que encontrar un modo de luchar de lo mismo para evitar que algunos hombres se molesten.
¿Los chicos jóvenes son menos machistas?
De los jóvenes de hoy en día, Maia asegura que el machismo no existe de una forma "tan extrema como antes", pero a menudo escucha comentarios machistas por parte de sus compañeros. "No saben que nos hacen de menos", dice, y aunque sus intenciones no sean malas, "sienta un poco mal".
Inés coincide con Maia, pero insiste en que "actualmente, afortunadamente, el machismo es mucho menos visible", aunque todos somos capaces de tener comportamientos machistas sin darnos cuenta.
Sobre la igualdad en la educación, Marta, ingeniera, cuenta que cuando estudió la carrera, las mujeres eran alrededor del 40% del total de los alumnos. Ahora, que es profesora en la Escuela Politécnica de Madrid, las mujeres estudiantes no llegan ni al 10% del total.
Cada día, cuando asiste a dar clases, se pregunta por qué ocurre esto, en qué ha fallado la sociedad durante estos años que, por lo que parece, ha ido retrocediendo.