Cuentos chinos: 'No sin ti'
De repente, apareció en el bar. Desaliñado, con la mirada perdida. Enrique, un conocido abogado de la ciudad, del barrio, había perdido a su mujer días antes y llevaba clavada su corona de espinas en el corazón.
No parecía él, estaba en trance y escupía palabras sin sentido. Todos le miraban con lástima, pero el letrado no era consciente de nada y mucho menos de saber quién era Arcadio, ese hombre apocado que se sentaba cerca de él.
Llegaba la hora de cerrar el bar y se resistía a salir, quería dormir allí. No lo consiguió, pero a la mañana siguiente, la dueña del local lo encontró dormido en la puerta, como un perrillo faldero, abrazado a su super - cartera de piel y con el traje de marca arrugado y sucio. A la mujer se le encogieron las entrañas y llamó a los servicios sociales, pero nadie apareció.
Volvió a insistir y enviaron a dos policías sin respuestas. Uno de ellos dijo aquello de “ pues no nos lo vamos a llevar a nuestra casa”… Enrique, el errante si que se presentó en su casa con Amalia, su mujer, pero ya convertida en profecía del miércoles de ceniza.
Durante la cremación, creyó que se derretiría de pena y con la urna, aún caliente, entre sus manos, solo sentía frio, mucho frío …no había consuelo en los abrazos y los besos de su gente, no había nada para él.
Ahora su mente era el limbo y la indignación de la posadera un infierno. Sin embargo, Arcadio, fiel a la parroquia del local Los Pacos, dio un paso al frente y anunció que se encargaría de él hasta que encontrara a su familia. ¿ Quién lo iba a decir? Precisamente él, al que un año antes, el abogado le había hecho perder un juicio contra varios empleados de su ferretería, precisamente él que le había provocado el embargo de su vivienda...
Y es que hay veces, en que el gato de Alicia en el Pais de las Maravillas se te aparece, con su irónica sonrisa . Eso le pareció a Arcadio que lo mantuvo varios días hasta que un familiar lo recogió. Ahora, el letrado espera recuperar el juicio en una casa de salud…