Javier Ruiz Taboada reflexiona sobre los dos grandes males de este final de año
El periodista finaliza 'Más de uno' reflexionando sobre la precariedad laboral y la falta de mano de obra en determinados sectores cruciales para la economía.
Madrid | 21.10.2021 13:50
Si exceptuamos la erupción del volcán de la Palma, que maldita la gracia que me hace con la desolación que está provocando, me atrevería a asegurar que los dos grandes males de este final de año, principios del próximo, a nivel global son: la falta de chips y la de transportistas.
Casi me atrevería a asegurar que es mucho más preocupante lo segundo que lo primero: no serviría de nada tener chips para parar un tren y arrancar un coche o un ordenador si no hubiera transporte de mercancíasque los distribuyeran por tierra, mar y aire, "urbi et orbi".
Ya son pocos y cada vez menos los que en los tiempos que vuelan comparten aquella letra de Loquillo que rezaba lo de que “yo para ser feliz quiero un camión”. Hoy para ser felices queremos gastarnos en nécoras (el corrector me ha puesto pécoras), el dinero del precio de un tráiler.
Para ser felices, más de uno se conformaría con tener trabajo. Y he aquí el dilema del ser o no ser, del estar o no estar.
Por lo que se dice, se oye y se comenta, además de chips faltan camioneros, mano de obra en general y de ubre en particular, camareros, jornaleros del campo, albañiles y personal para muchas otras ocupaciones en un mundo que tiene más paro del que puede asumir.
El secreto de esto, como en la pizza, también está en la masa, la masa de potenciales trabajadores que lo que quieren es que el trabajo que se les ofrezca sea dignoy sin trazas de esclavitud o ruina S.L. Así que ya nos contarán los que tienen la sartén por el mando: o jugamos todos o pinchamos el camión, y ¡ojo! porque no va a ver quien nos traiga de china otro de repuesto.
Hay que cambiar el chip pronto o a los Reyes Magos vamos a tener que ponerles hormonas para sofocar la ansiedad de no poder cumplir con los encargos.