Madrid | 29.09.2021 14:28 (Publicado 29.09.2021 14:26)
A vueltas con la intimidad ya no es tanto, que también, que la vía pública, la vía púbica en este caso, sea o no un espacio donde todos podamos ser objeto de cualquier sujeto sin escrúpulos, sino de que a alguien con menos luces que un paragüero se le ocurra grabarte haciendo tus necesidades en un callejón sin salida en el que, como su mismo nombre indica, buscas cierto alejamiento -que estamos de acuerdo que tampoco es el sitio para vaciar la vejiga- para después subir esas imágenes a una página porno.
Algo que sobrepasa el discurso de la intimidad para entrar de lleno en lo delictivo.
Hay que tener un cerebro muy trastornado y retorcido para que lo único que emane de él sea una colada de baba que termine desembocando en el mal.
Que la calle sea una laguna legal para dejarnos con el culo al aire y el agua al cuello sin quererlo ni beberlo, aunque solo sea para mearlo, no deja de dar miedo y vértigo.
Nos quejamos de la mascarillas pero va a resultar ser la única manera de que podamos preservar nuestra intimidad al aire libre.
Así que, por favor, intentemos no mear fuera del tiesto y que a los ladrones de morbo les tiren de la cadena.