Javier Ruiz Taboada: "El despertador es un invento absurdo porque está creado para apagarlo nada más encenderse"
El periodista finaliza el programa hablando de despertadores, esos aparatos que "interrumpen nuestro matrimonio con la cama".
Madrid | 26.01.2022 14:10
No hay día que en este programa no se hable de los desvelos de Carlos Alsina y de esa manía tan suya de madrugar porque quiere (con lo que le regalan de aceite y pimentón podría haber montado hace años una cooperativa y haberse retirado). No hay mañana que no presuma de que es él el que despierta al gallo de su zona.
Hablemos de despertadores. Los despertadores son esos aparatos que interrumpen nuestra relación con el sueño, nuestro matrimonio con la cama. Los hay de muchos tipos, hasta de olores, provistos de una ranura en la que se introducen unas cápsulas que, llegado el momento prefijado, desprenden olor a café, a menta o a Croissant. Yo soy más de cafetera italiana y tostadora, pero ya se sabe que hay gente pa to.
La mayoría de los despertadores convencionales emiten sonidos desagradables, zumbidos imposibles, música de ascensor, programas de radio, amenazas de muerte, desgarrados gritos, mensajes absurdos, voces grabadas…
El de Alsina concretamente lo hace con un mensaje de voz que le pregunta la hora para que espabile y, de no acertar, le suelta una descarga de 20.000 voltios a través de un cable conectado desde el propio despertador al dedo gordo de su pie derecho para, a continuación, recordarle con recochineo que el ingeniero Montes ya está en la emisora y que llega tarde.
El despertador es un invento absurdo porque está creado para apagarlo nada más encenderse. No tiene sentido. Es absurdo. Es más, está programado en muchos casos para que repita el aviso cada cierto tiempo, con lo que su destino es acabar hecho añicos contra la pared de enfrente.
Hay quien no gana para despertadores. Luego está los que no se despiertan ni debajo del agua.