En Más de Uno Carlos Alsina, Begoña Gómez, Robin Food y Leo Harlem están acompañados por David Suriol, cocinero, escritor, empresario, creativo, y propietario del Restaurante catalán "Calsots” en Hoyo del Manzanares, que ha venido a descubrirnos todo lo que siempre hemos querido saber de los calçots y las calçotadas y nunca nos hemos atrevido a preguntar.
Las cebollas te hacen llorar y el calçot te hace reír
El calçot se puede cocinar al horno, se puede cocinar como quieras, pero realmente se cocina en llama viva. Y la llama viva es lo que quema el calçot por fuera. Y por dentro entonces se cuece, se cocina. Y cuando el calçot empieza a llorar, a soltar una babilla es cuando está cocinado. "Y tardas poco, en dos o tres minutos está hecho" nos cuenta David.
Se envuelve en papel de periódico y en una teja. El papel de periódico sirve para mantener el calor y la teja mantiene aún más el calor.
También hablamos con Francesc Mateu, agricultor de la "Finca Mes Esquilatxe", que nos cuenta que normalmente en una calçotada, de media, se comen 25 calçots.
¿Cómo se cultiva el calsots?
Francesc Mateu nos cuenta que lo primero es cultivar la cebolla, una cebolla blanca. La entierras y después dejas que saque grillos hacia arriba, porque estos grillos verdes son los calçots que una vez van creciendo es cuando les vas echando tierra para que se hagan más largos.
Si el calçot es de calidad cuando lo muerdes se corta bien
La altura que llegan a alcanzar los calçots entre 15 y 20 centímetros, pero contra más largos mejor.
Se prepara a la brasa, asando el tomate, luego añades la añora, almendra y avellana y hay que invertir bien que es lo que le da la consistencia a la salsa. Ajo y un poquito de aceite de oliva y sal. Un chorrito de vinagre si se quiere. "No le echamos pan y es una salsa naranjita y contundente.