¿Qué entendemos por regreso?
Podríamos decir que nuestro cerebro trabaja con dos tipos de regresos, el voluntario y el obligatorio. Y, nuestra forma de relacionarnos con la realidad hace que afrontemos uno de una forma estresante o satisfactoria. En este tipo de regresos influye el recuerdo que tengamos de "a lo que volvamos". Es decir, no es lo mismo regresar a un lugar donde por diferentes circunstancias no te apetece nada, que a otro donde has vivido grandes momentos y te genera adrenalina solo pensar en la vuelta
¿Es mejor volver a los lugares felices o mejor dejarlos estar? ¿Cómo influye nuestra memoria en esta decisión?
Pues en la capacidad de resiliencia empleamos ante las experiencias. Nuestro cerebro no olvida, o no como nosotros desearíamos. Se ha demostrado que personas con alzheimer recuerdan su infancia o a la familia por el olor de un puchero o un perfume. El cerebro es selectivo y no siempre a nuestro favor.
Por otro lado, Edu galán apunta aquello que nos enseña 'El mito de la caverna', de que hay que regresar para enseñar a los demás lo que aprendiste, por mucho que te cueste.
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