Los límites de la ética y la moral en las redes y en el Mundial de Qatar

En su nuevo libro 'La máscara moral', Edu Galán se pregunta por la moralidad actual y por la exposición constante a través de redes sociales de nuestros valores y principios morales. Así, Galán trata de dar comprender por qué actualmente se asocian productos a determinadas morales que lleva a que, por ejemplo, consumir jamón o no hacerlo nos convierte en buenos o malos españoles.

Las diferencias entre la moral y la ética

Jorge Freire explica que la moral son las costumbres concretas en las que se concreta la virtud, mientras que la ética es la reflexión de principios generales y abstractos. Sin embargo, apunta que la moralidad se puede estar convirtiendo en un bien de mercado, pues las campañas publicitarias tratan de asociar un producto a una determinada moral para convencer a los consumidores, conmoviéndoles, de comprar su producto.

"Nada hay más revolucionario que el capitalismo, que acoge en su seno todas las contradicciones y aquello que se lo opone, también acaba deglutido por el capitalismo", sostiene el filósofo Freire.

Los consumidores como "coproductores"

Edu Galán, por su parte, comparte esta idea y añade que los consumidores también se han convertido en "coproductores" de bienes y mercancías. Así, una camiseta nega con un eslogan de 'Black lives matter' convierte al consumidor en "coproductor" de la camiseta, que es experiencial. Con este ejemplo, el consumidor muestra el antirracismo, lo enseña fácilmente en sus redes, y se siente "parte de una moral totalizadora".

Una de las mejores herramientas para que nos presten atención es demostrar moralidad

"Vivimos en un constante comercio de la atención, por lo que las multinacionales se dedican a producir bienes que sirvan para este fin", dice Edu Galán.

Una de las mejores herramientas para que nos presten atención es demostrar moralidad. A base de utilizar la moralidad y desencabalgarla de los compromisos reales, toda la moral se convierte en "una cháchara sin sentido".

En este sentido, Freire introduce el concepto del "exhibicionismo moral", como la gente que se hace fotos con personas pobres regalándoles objetos caros.

Debate ético-moral con alumnos

Nuestra compañera Alicia Heras se ha trasladado hasta el Instituto José Luis Sampedro de Tres Cantos para hablar con alumnos de entre 16 y 18 años sobre la ética y la moral. Con ellos está Fernando Martínez, Catedrático en Filosofía y profesor de asignaturas como Valores, Filosofía y Psicología, donde semanalmente los alumnos realizan debates sobre ciertos temas.

¿Las redes sociales son puro postureo?

La mayoría de alumnos consideran que sí, que las redes sociales están inundadas de publicaciones, imágenes y vídeos que se comparten únicamente por el postureo, por presumir ante tus seguidores.

Por el contrario, Jorge Freire defiende lo positivo del postureo: "estoy radicalmente a favor del postureo". En su opinión, "el postureo significa ponerte una máscara y la vida es un baile de máscaras".

Todas las personas tenemos diferentes "máscaras" que usamos para cada situación o ambiente en el que nos movemos, "todas ellas nos conforman, son como diferentes facetas de un diamante".

El acto de quitarnos la máscara es el descaro, por lo que Freire insiste en su posición: "defiendo activamente que todos llevemos la máscara y, a poder ser, que no nos la quitemos". Algo muy diferente es la falsedad o la hipocresía.

El lado bueno de las redes

Es cierto que, a través de las redes sociales, la gente sólo muestra las partes buenas de sus vidas, pero, según apunta María, hacer un buen uso de las redes sociales también pueden ayudar a dar visibilidad a enfermedades o a avances científicos.

Edu Galán coincide con el análisis de María sobre que no se puede ver a las redes sociales únicamente desde un prisma negativo. Él prefiere definir las redes como "herramientas como un martillo", con su lado bueno y malo, pero hay que aprender a usarlas y entender que "el martillo siempre hay que usarlo por el mango".

¿Quién decide la moral en Qatar?

Para Ignacio el problema de que el Mundial de fútbol se celebre en Qatar está estrechamente relacionado con el choque de culturas que produce, a su vez, un problema de permisividad.

"Hasta qué punto eres capaz de permitir que te quiten tus derechos, aunque eso sea un derecho en ese país", plantea Ignacio, quien se muestra en contra del régimen catarí: "no se puede permitir una cultura que limite los derechos humanos y, por tanto, tu libertad".

No se puede permitir una cultura que limite los derechos humanos

Por su parte, Carmen coincide con su compañero y recuerda algunos cantantes y figuras públicas que se han negado a asistir al Mundial.

"Qatar tiene todo el derecho a hacer un mundial, pero se tiene que ajustar al marco internacional que son los derechos humanos", sostiene Juan que se muestra en contra de la celebración de este evento en dicho país.

La colisión de dos morales

En Qatar colisiona la moral occidental con la teocrática e integrista. Cuando se produce una colisión de morales, quien decide cuál prevalece es el Estado o el dinero.

"En Qatar existe un Estado teocrático que con su policía y su dinero, garantiza que esa moral sea la que prevalezca", sostiene Edu Galán, quien ha decidido no ver el Mundial como boicot a un país que odia.