Familias de acogida: una forma de ser en la vida
En 'Más de uno' hablamos de las familias de acogida y los menores acogidos; de los requisitos y procesos de selección, de lo que supone ser madre o padre de acogida y de cómo las familias biológicas viven esta realidad.
Adriana de la Osa es directora general de ASEAF, la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar. Se trata de una organización de la que dependen 23 asociaciones con presencia en todas las comunidades autónomas de España y que representan a más de 2.000 familias de acogida.
A la hora de ser una familia de acogida, lo primero y más importante es que todos miembros de la familia estén de acuerdo con el acogimiento familiar, pues es algo en lo que todos tienen que participar. Los perfiles de las familias de acogida son "muy diversos, tantos como familias hay", explica Adriana.
Sin embargo, las familias sí comparten entre ellas "una forma de ser": un sentimiento de solidaridad, deseo de acompañar y ayudar. Además, en un estudio que hicieron en Reino Unido sacaron algunas conclusiones que definían a las familias de acogida como personas optimistas, con un gran sentimiento de solidaridad, gran capacidad de trabajar en equipo y un deseo de acoger.
De las 18.000 familias de acogida, alrededor de 2.000 están asociadas en la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar. Conocer a otras familias de acogida es una buena manera para sentirse acompañado en el proceso. "El acogimiento familiar es una decisión en la que es súper importante estar acompañado", dice Adriana, y en muchos aspectos, sólo otras familias de acogida pueden entenderlo.
¿Qué pasos hay que dar para ser familia de acogida?
El proceso para ser familia de acogida es similar al de adopción, pero bastante más corto. Se realizan exámenes psicológicos,entrevistas y visitas de trabajadores sociales a la casa familiar.
Con todo, Adriana hace un llamamiento a todas las familias que están en lista de espera para la adopción. "Hay en España 18.000 niños viviendo en centros y, por otro lado, hay miles de familias esperando en listas de adopción, que muchísimas nunca van a poder adoptar", advierte.
Quizá muchas de esas familias en lista de adopción "comparten unos deseos e inquietudes que son perfectamente compatibles con ser familias de acogida". Por eso, insiste en que contacten y acudan a las asociaciones de familias de acogida para informarse al respecto.
En España hay 1.200 niños y niñas menores de 6 años viviendo en centros
Uno de los fundamentales reparos de las familias es el temor a que el niño o adolescente tenga que volver a vivir con su familia biológica y, por eso, muchas personas prefieren la adopción antes que enfrentarse a ese duro momento.
Sin embargo, Adriana aporta un dato para superar ese reparo: "sólo once de cada cien niños y adolescentes que están en acogimiento familiar, regresan con sus familias". Esto es triste, pues el acogimiento familiar debería ser una medida temporal, pero no lo es.
Sólo once de cada cien niños y adolescentes que están en acogimiento familiar, regresan con sus familias
"El 75% de los niños, niñas y adolescentes que entran en el sistema de protección van directamente a un centro y, la gran mayoría se quedan ahí", denuncia.
Al hilo de esto recuerda que en España hay 1.200 niños y niñas menores de 6 años viviendo en centros, cuando existe una ley que lo prohíbe. Según las administraciones, esto ocurre porque no hay familias dispuestas a ello. Por ello, las asociaciones defienden que "hay un profundo desconocimiento" sobre el tema "y una gran falta de apoyo".
"No se trata de ser perfectos, ni superhéroes"
Nuestra compañera Alicia Heras se ha trasladado a una casa de Alcalá de Henares donde viven tres menores, uno de ellos entregado de acogida y que ya es un adolescente de casi 15 años. Maite, madre de acogida, tiene tres hijos biológicos, es profesora universitaria e investigadora sobre la protección de la infancia en la Universidad CEU San Pablo. Además, nos acompaña Steisy, madre biológica del niño acogido por Maite hace once años.
En el caso de Maite, el origen de su acogimiento fue "la envidia". Conocieron a familias que lo hacían y decidieron lanzarse a ello. "No se trata de ser perfectos, ni superhéroes. Somos familias totalmente normales que, en un momento determinado, vemos un atractivo unido a una necesidad", puntualiza Maite.
Para acoger, insiste Maite, es suficiente tener esa disponibilidad de corazón y ser medio normal. "Luego ya la Comunidad de Madrid se encarga de ver si eres normal del todo y te pueden dar un niño", bromea ella.
Considera que las familias de acogida son las que más ganan y es increíble lo que se llevan también los hijos biológicos: "De repente, ves en tus hijos una serie de cosas que tú no les has enseñado, se lo ha enseñado esta historia".
"Mamá, ¿te enfadarías si llamo mamá también a Maite?"
La buena relación entre la familia de origen y la de acogida es fundamental para la felicidad y el buen desarrollo de los menores. "Es un camino difícil, pero es posible y es lo que el niño necesita", considera Maite, que ha tenido hasta cuatro niños de acogida.
Al respecto de la posible separación, insiste en que "no hay adioses, no dices adiós. Si las cosas se han hecho bien, tú estás siempre en la historia del niño". Por ello, "Steisy me ha prometido que si Kenny algún día se casa, el día de la boda iremos las dos, una a cada lado", bromea.
Steisy cuenta que su hijo Kenny, a pesar de tener un fuerte carácter, es muy cariñoso y "cuando dice 'te quiero' o te da un abrazo, es totalmente sincero".
En la segunda visita que Steisy tuvo con su hijo después de llevar años viviendo con Maite, el niño le preguntó si ella se enfadaría si le llamaba "mamá" también a Maite. Al decirle que claro que no, "eso fue, para él, como darle una autorización para que se acercara más a la familia de acogida", recuerda Steisy.
"Descubrimos que encajaba perfectamente con nuestro concepto de familia"
Por último, se incorpora a la conversación David, padre de acogida junto a su marido Javier de una niña de casi 18 años. Hace años decidieron explorar la vía de la adopción internacional, pero se tarda años y "en el caso de las parejas homoparentales sólo está permitido en dos o tres países del mundo".
Entonces, escucharon hablar de las familias de acogida y acudieron a varias sesiones informativas, donde descubrieron que "encajaba perfectamente con nuestro concepto de familia", cuenta David. Además, conocieron que existían niños de acogimientos especiales: los que tienen patologías y los que tienen más de 11 años, "como si eso fuese una patología en sí misma".
Los de 11 años, tenían una característica muy positiva, y es que ellos decidían si querían irse con la familia o no. Al final, se decantaron por la opción para acoger.
Acoger a una menor en mitad de la pandemia
Su caso fue muy complejo porque les pilló la pandemia del coronavirus en medio. Cuando le preguntaron a la niña era una semana antes del confinamiento y cuando se levantaron los vetos, "teníamos de abril a septiembre para conocernos y caernos bien", pues en septiembre se tenía que mudar.
"Hablamos de una niña que llevaba 8 años institucionalizada, que había estado toda su vida en un centro, y de repente se fue con dos tíos que no conocía de nada", cuenta David. Por eso, valora mucho lo valiente que fue por apostar por ello y lo bien que ha salido.