¿Cuáles son los síntomas de una posesión demoníaca?
En Más de uno hablamos con Edu Galán sobre los exorcismos y la concepción que se tiene de las posesiones demoníacas. Para ello, charlamos con el Padre Obispo Manuel Adolfo Acuña, exorcista argentino y autor del libro 'Combate contra el mal', y con Paula, la primera persona exorcizada que comparece en un medio español.
Los exorcismos son más reales de lo que creemos. Aunque los asociemos muchas veces a películas de miedo y a la literatura para no dormir, especialmente al clásico 'El exorcista', lo cierto es que muchas veces estas historias derivan también de casos auténticos de posesiones demoníacas. Es entonces cuando surgen estas preguntas: ¿Hay más casos? ¿Está el demonio entre nosotros? ¿Cómo sabemos si estamos poseídos o necesita de un profesional exorcista?
Para desentrañar estas cuestiones, hablamos con el Obispo Manuel Adolfo Acuña, exorcista argentino desde hace más de 18 años y autor del libro 'El combate del mal'. Nos cuenta que uno llega a ser exorcista por obediencia, pues nadie entra en la vida religiosa para luchar un combate permanente y cotidiano con el mal y que todo ocurrió a raíz de su primer exorcismo, cuando aún era un cura que preparaba una misa dominical.
Su primer exorcismo
Explica que, estando en el templo, los gritos de una niña lo alarmaron y al salir de la sacristía se encontró a la chica tirada en el suelo, manifestándose con furia, mientras la intentaban agarrar entre varias personas y que "lo ocurrido me obligó a desplegar una oración exorcista de las que conocía en el momento, cuando aún no había hecho mi formación específica". Tras eso, asegura que se ausentó unos minutos para relajarse y, de camino a su automóvil, las luces del coche empezaron a encenderse solas y la bocina empezó a sonar sin que él hiciera nada. "Ese día me di cuenta que había intercambiado tarjeta de presentación el diablo", dice. Desde entonces, lleva ya más de 1200 casos vividos como exorcista.
También insiste en que mucha gente critica su labor por puro desconocimiento y afirma que "no creer no nos salva de las consecuencias, el diablo existe más allá de que nosotros creamos en él o no y se toma muy en serio su trabajo". Además, recuerda que el exorcismo es una labor muy practicada por otras creencias religiosas, así que solo acepta reflexiones de aquellos que hablan con fundamento, ya sea religioso, filosófico o científico.
Cómo diferenciar un problema mental de una posesión demoníaca
Respecto a la hora de diferenciar una posesión de un problema mental, señala que los exorcistas se rodean de médicos, psicólogos y psiquiatras que ayuden a evaluar cada caso. "Gracias a la ayuda de algunos profesionales de la salud mental, fundamos la primera Escuela de exorcismo y liberación de la República Argentina", explica, y añade que existe un exorcismo preventivo para el que son necesarios los esfuerzos sanitarios, especialmente a la hora de conocer el historial clínico de una persona.
¿Qué síntomas manifiesta una persona poseída?
Por otra parte, explica que el primer síntoma que manifiesta una persona poseída por un demonio es oír una voz que les habla y les incita a hacerse daño o hacer daño a otras personas, e incluso a actuar temerariamente. La diferencia entre esto y un problema mental, es que la voz suele venir de fuera, como si te susurraran al oído, porque ahí ya estamos ante una manifestación espiritual. Además, señala que las personas que sufren esta posesión también comienzan a sentir desamor por cosas que amaban o aversión por las cosas de Dios. "En la posesión siempre hay una percepción de que algo le está sucediendo", destaca.
Asimismo, explica que los grandes maestros espirituales coinciden en cuatro síntomas que se suelen mostrar en todas las posesiones. El primero de ellos es el sansonismo, donde se manifiesta una fuerza extraordinaria, más allá del peso y la estatura de la persona. Además, también sufren hierrofobia, que es la aversión a todo lo que tenga que ver con la Iglesia, no pueden escuchar ni hablar de cosas de Dios. Muchas personas también manifiestan la xenoglosia, que es la capacidad de hablar en lenguas extrañas o muertas, y la clarividencia, la capacidad de ver cosas ocultas que no conoce. Sin embargo, explica que se puede manifestar hasta un quinto síntoma, que es la levitación, cuando una persona se levanta del suelo sin asistencia, reventando todas las leyes de la naturaleza.
Pactos con el demonio
Acuña explica también que vivió una experiencia en la que un chico interrumpió el exorcismo. "Había hecho un pacto con la oscuridad y quería seguir así", comenta. Esto da lugar a la corroboración de que existen pactos. "Nos dejó el sabor amargo de no haber podido realizar el exorcismo", concluye.
Paula, la primera persona exorcizada en un medio español
Para conocer cómo vive una persona exorcizada esta experiencia, hablamos con Paula, una chica argentina de origen español que está viviendo en Orihuela. Se trata de la primera vez que se trata con una persona exorcizada en un medio español. Nos relata que a los 13 años comenzó a ser internada por brotes de anorexia y bulimia y que con 16 años la internaron en un neuropsiquiátrico porque oía voces, aunque las pastillas que tomaba no le hacían efecto alguno. Creían que tenía esquizofrenia, aunque todos los psicólogos que trataron con ella no entendían de dónde venía la aflicción. "Cuando estaba en el hospital, me ataron a la cama de pies y manos y a los dos días, cuando me desataron, mi madre se dio cuenta de que tenía unos rasguños en la espalda", detalla.
A partir de ese momento, volvió a su casa con tratamiento psiquiátrico pero no encontraban respuestas. "El psiquiatra les dijo a mis padres que lo mío no tenía nada que ver con la medicina, y les dijo que fueran a la Iglesia", explica. Cuenta que cuando le practicaron el exorcismo, no recuerda nada, solo un gran cansancio. Acuña, que fue el exorcista que realizó este acto, cuenta que quien la poseía era Legión, un grupo de demonios. "Paula llega a hablar en un momento en plural de sí misma y en tercera persona", señala. "Después del exorcismo, mi psiquiatra notó una gran mejoría muy rápidamente y me fue quitando la medicación. En un mes me había dado el alta por completo", concluye.