Edu García: "No hay glamour ni fajos de billetes que sometan la voluntad y la dignidad de una mujer"
Edu García denuncia los casos de abusos sexuales en el mundo del fútbol y critica la impunidad con la que se creen que gozan muchos futbolistas.
Tras una semana liviana de fútbol por los partidos de la Selección, he tenido dudas para arrancar: poner el foco en los topes salariales de los clubes o incidir, desde la vergüenza ajena, en los múltiples casos de denuncias por abusos sexuales que protagonizan demasiados futbolistas.
Pero resuelvo, en este ventanuco que me abres pasé de puntillas por el asunto Alves. Había un proceso y cuando los tribunales ganan terreno a los estadios, me suelo replegar ante las togas. Misma táctica con Rafa Mir y Pablo Jara. La justicia y sus resortes ya están trabajando. Como han hecho con Hugo Mallo y su execrable comportamiento ya condenado hacia una mujer bajo una mascota antes de un partido. Y no me olvido de la manada del Arandina, de Santi Mina en la caravana de la extorsión o de esos canteranos del Real Madrid grabando un vídeo indecente y comentándolo después en grupo con mayor indecencia aún en sus palabras insultantes.
Para más sonrojo, esta semana conocíamos el formulario de consentimiento que supuestamente usa algún pelotero para cubrirse las espaldas cuando liga. El documento es para hacer una ouija y conectar con Darwin (y pedirle que vuelva). Si leemos con atención lo de la "violación accidental", nos acordamos del mismo guionista trumpista del "aquí se comen mascotas". No hay glamour, ni deslumbre, ni fajos de billetes que sometan la voluntad y la dignidad de una mujer. Que tomen buena nota los que se creen que gozan de impunidad por sentirse ídolos o iconos o superhéroes con botas de tacos.
Pero hay cositas reconfortantes: Lamine Yamal en El Hormiguero derrochando naturalidad, desparpajo y compromiso con sus raíces. Gavi entrenándose con sus compis después de 300 días lesionado o el acuerdo de Liga y Federación para protocolizar bien qué hacer cuando un brote racista se da en nuestras gradas. Motivos para creer.