He trabajado mucho tiempo en lo que ahora llaman el Barrio de las Letras, por donde pasearon Tirso, Lope, Quevedo y Cervantes. Cervantes está enterrado en el Convento de las Trinitarias Descalzas en esa zona. Se le vio unos días antes de morir caminado por la calle Huertas, donde vivió en el número 18, y también en la de León, esquina Francos, donde murió. En el número 73 estaba el Diario Pueblo con un ascensor que era una noria que lanzaba reporteros a tocar el cielo con la mano.
Allí aprendí este oficio con una pandilla de corsarios, lo peor de cada casa, que se mataban por aparecer en primera página. La divisa de Pueblo eran las exclusivas y los pisotones. Ha escrito la historia de aquellos protagonistas del oficio más bello del mundo, Jesús Úbeda que dará mucho que hablar por su talento literario. El libro se presentó anteayer en el Café Varela . Para los periodistas de Pueblo la noticia era el santo grial y la primera página la sábana santa . Los reporteros que protagonizaron hazañas asombrosas. Julio Camarero entrevistó a Chesman en el Corredor de la Muerte. Tico Medina fue a Sierra Maestra con queseo gallego y logró entrevistar a Fidel y al Che. Cuando Sesé que era el telefonista que sabía siempre donde estábamos te llamaba a media noche , no sabías si era para irse a una guerra o para tomar copas en Las Brujas viendo a la Contrahecha.
Como los de Primera Plana escondíamos el cadáver de la exclusiva mientras jugábamos al póquer y le dábamos a la priva. Ha dicho Aturo Pérez Reverte : nunca aprendí tanto, ni me reí tanto como en aquel garito de Huertas que incluía los bares de 500 metros a la redonda. Allí descubrimos que la noticia está en los bares. ¡Viva el vino!