Este fin de semana se celebra en Sevilla el 41º Congreso Federal del Partido Socialista en el que se volverá a elegir a Pedro Sánchez secretario general. En el prólogo hemos asistido a una campaña de descrédito a un buen socialista que no le gustaba a Sánchez y le han acusado de traición a una compañera por ir al notario temiendo que lo imputara el Tribunal Supremo.
La presidenta del Congreso ha declarado que lo más importante para esta cita es la unidad de todos los socialistas en torno al líder, pero Feijóo ha profetizado que el 42º Congreso será sin Sánchez, que está cercado por la corrupción por los cuatro costados. Desde la trena, Claudio Rivas, socio de Aldama, amenaza diciendo que se los va a llevar a todos por delante.
Dice el proverbio, abogado, juez y doctor, cuanto más lejos mejor y Pedro Sánchez los tiene muy cerca de su familia. Cerca de su esposa, de su hermano, de Ábalos, el hombre al que llamaba cinco veces al día, y de su Fiscal General. En el Congreso se prohibirá a los afiliados ir de putas.
Aunque hay mucha tensión y no está el horno para cetros y toisones, 14 agrupaciones exigirán abrir el debate de la abolición de la Monarquía. Las Juventudes Socialistas van a proponer la celebración de un referéndum para lograr una República. Si viniera la Tercera en vez de regalar botas de cuero de González Byass a los Reyes se la regalarían a los presidentes de la República Federal. Lo importante es que sigan cultivando viñas, a las que se refería un poeta árabe-cordobés diciendo: "Cuando muera, mi modo de enterramiento será yacer bajo las cepas". Su testamento fue "toma del frasco y empina el codo", así que siempre viva el vino.