Madrid | 17.03.2020 07:21
Los 300.000 millones de Macron son una cantidad grandiosa, quizá jamás pensada para una crisis sanitaria. El billón en que piensa el FMI desborda cualquier otra previsión. España, al lado de esos volúmenes, hace un pequeño esfuerzo que andará por los 50.000 millones, hoy lo sabremos.
Pero, cuando uno lee en La Razón a Isabel Díaz Ayuso que la caída de contagios tardará todavía un mes, ¿quién se atreve a hacer un cálculo? ¿Quién se atreve a hacerlo también al ver que las pérdidas temporales de empleo por los ERTE se pueden aproximar al millón de personas? En un solo día hablamos de cerca de 50.000.
Y todo eso lo pagarán las arcas públicas. Nos enfrentamos a dos gastos tan inevitables como descomunales: el sanitario, porque como dice Díaz Ayuso, lo primero es la vida. Y el preciso para salvar la economía, que es la inquietud siguiente. Empresas devaluadas en las bolsas, actividad paralizada, malos indicadores generales… Asusta el comienzo del día.
A mí no me dicen mucho los presupuestos que se anuncian. Pueden ser realistas o quedarse en nada. Me importa que haya decisión de los Estados de utilizar todo su poder para garantizar la salud y para contener o aliviar el descalabro de la economía, porque hay muchas cosas en riesgo. Entre ellas, la paz social.