Madrid | 10.06.2021 07:56 (Publicado 10.06.2021 07:55)
Pues no lo sé, director. Es evidente que la política de hoy es comunicación. Quien acierte en comunicación no necesita más discurso. Pero esto de los indultos es tan sensible, que mucho me temo que cualquier forma de anunciarlos hubiera provocado un terremoto.
Desde luego, hablar de venganza el primer día ha sido un enorme error. No solo para conectar con la sociedad, sino por otras dos poderosas razones. La primera, porque incorporó al lenguaje del gobierno y, por tanto, del Estado, una expresión independentista, que ya ganó muchas batallas dialécticas. La segunda es que, si el independentismo censuraba así a la Justicia española y al Tribunal Supremo, parecía que Pedro Sánchez iniciaba también un acoso al pilar fundamental del Estado de Derecho. Nunca debió decir eso.
Ahora bien: si en esa primera intervención hubiera apelado a la comprensión y magnanimidad de los ciudadanos, ¿cuántos medios informativos, cuántos ilustres analistas, cuántos vociferantes políticos de oposición habrían saltado a su cuello a acusarle de debilidad y entreguismo a unos delincuentes, como decía ayer la señora Gamarra? Pienso en mí mismo. Le habría dicho: no se puede pasar, presidente, de la promesa de cumplir íntegra la condena a pedirme magnanimidad y comprensión. Dígame al menos por qué. Así que no estoy seguro del orden de la comunicación. A lo mejor es que no es problema de orden. Es un problema de explicación. Y no nos engañemos: de digestión.